“Así por las buenas, cómo decir que no”.
La guerra psicológica se usa para desestabilizar la moral del enemigo, contrincante o contendiente sin la necesidad del derramamiento de sangre. Al igual que la guerra de nervios, se filtra información falsa, y hasta cierta, que provoque intimidación en el contrario con el objetivo de obligarlo a llevar a cabo determinadas acciones. Por ejemplo: a México se le advirtió que, de negarse a pagar el muro con el país vecino, se daría por terminado el TLCAN, como México dijo no, hoy por hoy se renegocia este Tratado.