Ser extrovertidos en una de las características que más se valoran en el mundo actual, aunque siempre ha sido más común que las personas extrovertidas sean valoradas socialmente, el uso de redes sociales, los productos mediáticos y otros factores han impulsado cada vez más la idea de que ser abiertos, sociables, buenos conversadores y con capacidad de liderazgo es lo que todos deberíamos ser. Si bien todas esas características las podemos aprender, ser más tímidos o introvertidos es una característica de la personalidad tan natural como cualquier otra y muchas personas que son naturalmente más tímidos pueden llegar a sentirse poco valorados e incluso desarrollar ciertos tipos de ansiedad debido a la presión social en torno a la sociabilidad.
Quizá pocos espacios nos permiten observar las distintas características sociales como un salón de clases, en este espacio podemos observar el desarrollo de muchos tipos de personalidades, las fortalezas asociadas a estas y las características que más dificultades implican para cada alumno. Y es importante que como docentes entendamos que a pesar de las diferencias, todo tipo de personalidad tiene sus fortalezas y desafíos, aunque socialmente sea más valorado ser extrovertido, no significa que un estudiante más tímido deba presionarse por cambiar, por lo menos no si esto no implica obstáculos para la vida cotidiana. Además hacerle saber a otros esta misma certeza nos ayudará a crear una sociedad en la que se valoren todo tipo de personalidades y no solamente a aquellos que tienden a ser extrovertidos.
Alumnos más callados
Es posible que en el aula identifiquemos alumnos que sencillamente son más callados que sus compañeros y quizá que prefieren pasar momentos a solas en espacios en los que otros niños prefieren socializar y es necesario entender que esto es perfectamente normal. Mientras estos niños muestran seguridad en sí mismos para resolver las actividades de clase y observemos que socializan con sus compañeros en diferentes momentos de manera positiva, no debe ser un problema el que sean un poco más callados que el resto.
Para algunas personas es más fácil interactuar de maneras más sutiles, como a través del texto escrito o con gestos que a veces pasan desapercibidos, y esto está bien. Incluso es posible que estos alumnos demuestran habilidades de liderazgo o de gestión de conflictos que no parecen tan visibles porque son más discretas que las de otros alumnos. Por ello es que tener en nuestras clases diferentes tipos de herramientas y proyectos, donde todos puedan mostrar sus fortalezas es tan importante. Los estudiantes podrán conocerse mejor y valorar tanto sus propias características como las de otros.
¿Cuándo es un problema?
Ser introvertidos no es un problema en sí mismo, pero algunos signos de timidez y de una personalidad más retraída puede convertirse en señales de que algo no va bien y por lo tanto representar un obstáculo en el desarrollo normal de los estudiantes. Si los alumnos comienzan a aislarse con mayor frecuencia, si sus interacciones con otros niños o jóvenes son menos positivas y se tornan conflictivas o notamos que su participación en clase ha disminuido o incluso se ha desvanecido, o si tareas de la vida cotidiana se convierten en un problema, como hablar con sus docentes, expresar sus necesidades, cumplir con sus tareas o con las actividades de clase, entonces ya no hablamos de un rasgo de personalidad, sino de otro tipo de retos.
Estos pueden ser signos de algún tipo de ansiedad social o de dificultades en la gestión emocional, por lo que entonces quizá sí debamos buscar el apoyo de la familia e indagar un poco más en los procesos del alumno para entender qué está pasando y ayudarlo, por lo menos a sentirse más seguro en el salón de clases.
Autoestima, la verdadera clave
Independientemente del tipo de personalidad de cada alumno es necesario que cada niño o adolescente desarrolle una autoestima fuerte y resiliente, que le permita saber que incluso en ambientes en los que no se siente tan cómodo o en actividades que no le resultan sencillas puede sobreponerse a los retos y demostrar sus capacidades, así como aprender los errores. Por ello es que tener siempre presente esto en el aula y buscar que todos los alumnos se sientan seguros de sí mismos puede ser tan importante.
Escuchar sus opiniones y pensamientos y hacerles saber que todo lo que dicen es importante es un buen comienzo, así como reconocer el esfuerzo que ponen en todo momento, independientemente de los resultados que obtienen. También es importante que evitemos etiquetas que los encasillen en algún tipo de característica, evitemos decirle a los alumnos que son muy tímidos o que son muy ruidosos, esto nos orilla a pensar que somos solo de cierta manera y no podemos cambiar.
¿Has tenido alumnos callados o demasiado tímidos? ¡Comparte tus experiencias en el aula y tus estrategias para este tipo de situaciones!