Después de casi dos años de enseñanza a distancia, poco a poco las escuelas vuelven a recibir a los alumnos, aunque en condiciones distintas, los salones ya tienen alumnos de forma presencial, lo que permite reactivar algunas metodologías que a distancia se hacían más complejas o menos efectivas, como los trabajos colaborativos, que requieren mucha participación, interacción y acción de los miembros del equipo.
Muchos docentes se esforzaron por continuar estas estrategias, pero la presencialidad nos permite aumentar o profundizar las habilidades de los alumnos para relacionarse de forma natural, en grupos armónicos y que realmente aporten en ideas, fortalezas y experiencias, lo que también implica habilidades sociales e inteligencia emocional.
¿Qué es el aprendizaje colaborativo?
Se trata de la búsqueda de profundizar los aprendizajes a través del trabajo en grupo, donde dos o más estudiantes trabajan juntos para resolver problemas específicos, en lugar de poner el foco en la memorización de datos, fechas o cifras, los participantes utilizan sus habilidades y conocimientos previos para buscar juntos la solución a un problema planteado, que no necesariamente tendrá una única solución, sino que podrá abordarse desde distintos puntos de vista.
Esto es benéfico para los estudiantes ya que al trabajar en conjunto logran respuestas más completas, producto de trabajar en sus ideas, reformularlas, debatirlas, construirlas. Es importante recordar que se trata de ir más allá de la respuesta correcta, pues se busca resolver problemas a través del conocimiento que ya se posee, la práctica de habilidades y que exista una aportación significativa de cada participante. Aunque esto no es nada fácil, si podemos incentivarlo a través del diseño de experiencias.
¿Cómo diseñar experiencias de aprendizaje colaborativo?
Aunque en teoría este tipo de metodologías suenan muy bien, en la práctica puede ser difícil ponerlas a trabajar, ya que muchas veces los trabajos en equipo terminan en un trabajo individual paralelo a los demás miembros. Por ello podemos partir de algunas preguntas, como las que sugiere Judy Willis en su artículo de Edutopia:
Una forma de enfatizar la colaboración es establecer roles específicos para cada miembro del equipo, lo que ayudará a evitar que una sola persona haga el trabajo o que algunos queden excluidos de la dinámica del trabajo al no saber cómo compartir sus habilidades, además de que podremos identificar las distintas fortalezas que cada miembro puede aportar incluso antes de organizar los equipos, estos roles no pueden solamente de repartir partes separadas de la tarea, como en ocasiones ocurre con los trabajos grupales, sino de asignar actividades y responsabilidades sobre el proceso de resolución, esos roles pueden ser por ejemplo, quién lleva el registro de las actividades, quién coordina el diseño de materiales, quién el registro de información, etc.