La idea de receso de clases normalmente nos emociona a todos, tanto a los alumnos como a los docentes, pues aunque no siempre tengamos las vacaciones totalmente a nuestra disposición, si nos brinda la oportunidad de descansar un poco, retomar actividades que habíamos dejado olvidadas o de terminar nuestros pendientes acumulados durante los meses de trabajo. Sin embargo, es común también que al tener un poco de tiempo libre nos sintamos abrumados ante las posibilidades y simplemente se nos escape entre los dedos.
Planear un poco para sacarle jugo a nuestra pausa de verano nos puede ayudar a organizar mejor nuestros tiempos y mejorar la experiencia.
Organiza un horario
No es necesario que tengas un plan detallado para cada minuto del verano, pero puedes crear una lista de pendientes básicos que te gustaría resolver y organizarlo por prioridades, para que sea más fácil tomar decisiones ejecutivas cuando no tengas tiempo suficiente. En esa lista es importante incluir también actividades de placer, momentos de descanso y de conexión con la familia o con los amigos, pues estos aspectos son prioritarios.
Aunque no tengas claro exactamente qué harás en cada uno de tus días, con un itinerario más o menos definido y con precisión en las metas para estas semanas será más fácil completar todas las misiones.
Aprende algo nuevo
Esta es una manera de estimular nuestro cerebro y de aumentar la motivación para nuestras actividades diarias, el simple hecho de enfrentarnos a un escenario nuevo en el que tenemos que utilizar partes de nuestro cuerpo y cerebro de una manera a la que no estamos acostumbrados nos ayuda a reiniciarnos por completo, además de brindarnos una empatía muy necesaria para las clases, pues sentirnos estudiantes nuevamente nos abre los ojos ante los desafíos que viven los alumnos en su día a día.
Puede ser algo relacionado al trabajo o una actividad totalmente nueva para nosotros, lo importante es enfrentarnos a cosas desafiantes y divertidas, que nos apasionen o que por lo menos despierten nuestra curiosidad. No es necesario que en tu receso de verano te conviertas en un escultor experto, pero darte la oportunidad de conocer algo te ayudará en muchos aspectos.
Saca tu lado creativo
El arte es uno de los mejores medios de expresión y esto no significa que solamente los artistas versados puedan aprovechar sus beneficios para regular sus emociones o comunicar algo a los demás. Durante estas semanas podemos aprovechar los tiempos libres, aunque sean pocos, para practicar algún tipo de expresión artística, que despierte nuestra creatividad y nos permita darle una salida a los sentimientos que muchas veces guardamos, por la necesidad de continuar con nuestras actividades diarias.
No es que tengas que ser un gran pintor o un poeta experto, solamente se trata de probar algo nuevo y de darte la oportunidad de sacar tu creatividad. Prueba con diferentes técnicas, escribe un poco, dibuja, pinta, baila o toca un instrumento musical, sea cual sea tu arte de preferencia, tendrás una gran experiencia, obtendrás nuevo conocimiento sobre tu personalidad, podrás relajarte y expresarte mejor.
Conecta con otras personas
Esta parte es importante, porque nuestro trabajo nos da la sensación de ser altamente social, constantemente estamos en contacto con las familias de los alumnos, con nuestros colegas e incluso con los propios alumnos, pero en toda esta socialización puede esconderse una desconexión con los demás, abrumada por la carga de trabajo que nos orilla a ir dejando de lado actividades placenteras de grupo e incluso alejarnos de nuestras familias.
El vínculo que tengamos con otras personas nos ayudará a sentirnos acompañados y particularmente el conectar con personas que compartan nuestra profesión podría ser lo que necesitamos para volver al aula con mucha energía. Busca una comunidad en la que puedas compartir experiencias y recibir empatía, retroalimentación, etc.
¿Cuáles son tus planes para el verano? ¿Tienes algún tip particular para sacarle todo el jugo a las semanas de receso? ¡Comparte con nosotros tus ideas!