Mantener la atención de los estudiantes de forma constante a lo largo del día puede ser un reto mucho más significativo de lo que algunas personas podrían imaginarse. Aunque los horarios de clase sugieren que los alumnos permanecen ocho horas en un estado de concentración que les permite aprender durante el día, la realidad es que ni los alumnos más jóvenes ni los adolescentes tienen la capacidad de enfocarse en una clase durante tanto tiempo, para los más pequeños los periodos de atención son realmente cortos y aunque aumentan con la edad, la adolescencia y sus desafíos hacen que estos periodos sean difíciles de encontrar en el día a día.
¿Qué podemos hacer para lograr aumentar sus momentos de atención y aprovechar al máximo su concentración?
Cada estudiante es diferente y es probable que mientras para algunos es más sencillo concentrarse para otros sea todo un reto, si bien no podemos ajustar nuestra clase a cada uno de ellos si podemos darles herramientas que poco a poco les sirvan para desarrollar sus espacios de atención.
Pausas activas
Aunque pensemos lo contrario, el cerebro no puede concentrarse por varias horas seguidas, en realidad una atención profunda puede lograrse solamente por períodos cortos y para cada edad estos periodos son distintos. Conocer mejor a nuestros alumnos nos ayudará a identificar la duración de esos momentos y construir nuestras sesiones alrededor de estos hará que las clases sean más accesibles para todos. Para ello es importante que diseñemos actividades que permitan las pausas activas con las que puedan descansar y reiniciarse. Evita las sesiones largas en las que la misma actividad se mantiene por más de media hora, permite el movimiento en el aula, especialmente durante las pausas y procura que los alumnos tengan cierta flexibilidad a lo largo del día de clases.
Crea equipos
Trabajar en grupos pequeños puede ayudar muchos aumentar su concentración, pues implica el diálogo, el procesar información para compartirla y reflexionar sobre el ejercicio que tienen enfrente, por ello buscar que los alumnos trabajen en equipos o en parejas a lo largo de nuestra sesión para recuperar información o simplemente reflexionar al respecto puede ser muy útil para ellos.
Trabaja en las distracciones
Cada aula es distinta, cada grupo tiene ciertas particularidades que pueden hacer difícil la concentración de algunos o tener necesidades particulares para mantenerse atentos, esto sumado al reto actual de trabajar con la tecnología y los dispositivos digitales alrededor de nosotros todo el tiempo. Escucha a tus alumnos y descubre cuáles son los elementos que más los distraen en el día, así como las cosas que ellos necesitan para poner atención a lo largo de la clase. Quizá algunos busquen cierto estímulo sensorial, como agitar las piernas, sacudir el bolígrafo o incluso utilizar elementos como pelotas o ligas, mientras que para otros el ruido exterior, demasiadas imágenes o el movimiento de sus compañeros les resulta demasiado estimulante.
Juntos pueden crear un aula que se ajuste a las necesidades del grupo en particular, permitir el uso de herramientas sensoriales como pelotas o audífonos, saber que algunos necesitan dibujar en sus cuadernos o prefieren los momentos de concentración en silencio puede ser importante y ayudarnos a mejorar la regulación de la clase en general, para ello es imprescindible escucharlos, ser flexibles y colaborar con ellos.
Entrena su atención
Si, hoy en día puede ser muy difícil mantener la atención de todos nuestros alumnos aunque nuestras sesiones estén llenas de dinámicas y pausas activas, la tecnología y sus desafíos hacen de esto un reto mucho más complejo que en el pasado, por ello es que ayudarlos a desarrollar y profundizar su atención puede ser una gran idea para nuestras clases.
Si notas que para tus estudiantes es cada vez más difícil el prestar atención a la clase puedes implementar algunas estrategias con las que poco aumenten su atención. Hazlo de forma que ellos mismos sepan que están entrenando este aspecto, el darle un caracter de juego e incluso añadir un poco de competencia puede ayudar a que colaboren con mucho más entusiasmo.
Crea actividades cortas en las que se les pida prestar atención a ciertas actividades en específico, escuchar audios sobre información que deban recordar, ver imágenes y recordar aspectos específicos de estas, escuchar una historia y recordar detalles en particular, todos estos pueden ser retos del día a día que despierten su curiosidad y emoción y que al mismo tiempo sirvan para entrenar un poco más su atención.
¿Qué estrategias has puesto en práctica para ayudar a tus alumnos a sentirse más concentrados en el día a día? ¡Comparte con nosotros!