Las vacaciones de verano están a la vuelta de la esquina y mientras nuestras aulas se llenan de expectativa, nosotros nos preparamos para dejar ir un ciclo más. Desde el aspecto administrativo de entregar calificaciones, hasta las dinámicas que intentamos implementar en un aula distraída y llena de energía, el sabor del fin de ciclo nos emociona y quizá nos entristece un poco. Ver a los alumnos marcharse, cumplir nuevas metas, así como la ilusión del grupo que se acerca (o la incertidumbre que esto provoca), todo esto hace de esta temporada una de las más complejas.
¿Cómo afrontas esta temporada? ¿Te parece emocionante o más bien agobiante? ¿Qué podemos hacer para que el cierre de ciclo sea un momento productivo y enriquecedor?
Recuento del año
Un ejercicio positivo para cuando cerramos un ciclo es hacer un recuento del año que terminamos, identificar los momentos positivos, las temporadas que más retos tuvieron, cómo resolvimos algunas situaciones y las emociones que esto despertó en nosotros.
Esto no se trata de ahondar en nuestros errores o en los malos momentos, por el contrario, se trata de encontrar rutas para sortear mejor los desafíos en el futuro. Si podemos identificar los patrones que dispararon conductas o reacciones en ciertos momentos del ciclo escolar podremos llegar a manejarlos mejor en próximos ciclos. A veces, en el momento no nos damos cuenta de que ciertas cosas hacen la diferencia en el aula, como el clima, los acontecimientos en la comunidad, o incluso momentos importantes de nuestra vida personal. Si logramos identificar, como observadores, las razones por las que una clase fue más complicada que otra, un ejercicio funcionó mejor o los alumnos se sintieron más cómodos en cierto momento del año, estaremos listos ante situaciones similares más adelante.
Motivación para lo que sigue
Tanto los alumnos como nosotros como docentes necesitamos encontrar motivación para el año que comenzará. Plantear junto con los estudiantes nuevas metas para el futuro, recapitular los momentos más complicados, así como las estrategias que se utilizaron para enfrentarlos puede ayudar a nuestros estudiantes y a nosotros mismos a enfrentar un mejor futuro.
Evita hacerles sentir frustrados por sus resultados al final del ciclo, es más importante identificar de forma positiva las áreas de oportunidad, así como investigar juntos mejores formas de abordarlos.
Dejar la frustración atrás
Aunque a lo largo del ciclo escolar hayamos encontrado momentos en los que nada salió como nos imaginábamos es momento de dejar la culpa, la frustración y los reproches atrás. No podemos cambiar lo que ha sucedido, más bien debemos aprender de ello y emprender un nuevo camino, con el conocimiento que adquirimos de la experiencia.
Transmite a tus estudiantes y adopta para ti mismo una mentalidad de crecimiento que permita dejar atrás los errores, no olvidarlos ni negarlos, sino avanzar con los aprendizajes que obtuvimos de ellos. Esto implica, sí, revisarlos, analizarlos y aprender de ellos. Pero no caer en emociones negativas al respecto. Si esto es lo que sentimos, vale la pena trabajar en ello, conversar acerca de lo que sentimos con amigos, familiares y otros docentes, para dejar ir esas emociones y concentrarnos en el futuro.
Celebra el progreso
Es importante hacer espacio no solo para la oportunidad de crecimiento, sino para el reconocimiento personal. Dar un momento para reconocer nuestras victorias, felicitarnos por el ardo trabajo y recibir el reconocimiento de ello es importante, tanto para nosotros como para los alumnos.
Date y dales a los alumnos un momento para estar orgullosos de si mismos, esto motivará el inicio del siguiente ciclo escolar.
¿Qué estrategias utilizas para cerrar el año? ¿Qué actividades sueles realizar en esta época del ciclo escolar? ¡Comparte con nosotros!