En el salón de clases no solo enfrentamos el reto de guiar a los alumnos en su proceso de aprendizaje, también estamos presentes para las etapas de desarrollo e incluso para los momentos más difíciles. En ocasiones nos toca presenciar y apoyar a estudiantes que pasan por momentos significativos y difíciles, como una pérdida importante o incluso cambios de etapas, momentos que pueden implicar un proceso de duelo.
El duelo es una respuesta natural ante la pérdida de un ser querido, una mascota, un cambio familiar significativo, la separación de los padres e incluso una transición en la vida, pues en esos momentos perdemos algo. Para cualquier persona estos procesos pueden ser confusos o abrumadores, y para los niños o adolescentes esto puede incluso afectar su desempeño escolar, comportamiento y relaciones sociales, pues enfrentan emociones muy complejas que desconocen, situaciones totalmente nuevas, desafíos particulares y cambios importantes. Como docentes, tenemos la oportunidad de brindar un espacio seguro y comprensivo que ayude a nuestros estudiantes a transitar por esta experiencia, solo necesitamos estar preparados y ofrecer las herramientas que tenemos a la mano.
¿Está mi alumno en duelo?
Cada persona vive el duelo de manera diferente, todos pasamos por distintas etapas y muchas emociones, darnos cuenta que un estudiante se encuentra en medio de un duelo puede no ser tan obvio como nos imaginamos, principalmente porque hay procesos de duelo que resultan de pérdidas no tan obvias: cambiar de casa, llegar a una nueva escuela, pelearse con un amigo cercano, son cambios que representan duelos que a veces no vemos, además es importante recordar que un proceso de duelo puede durar mucho tiempo, así que incluso si sabemos que ha pasado mucho tiempo de una pérdida en particular podrían existir señales de que aún procesan su duelo.
¿Qué señales da el duelo?
Cualquier cambio en el aula, como dificultad para concentrarse, olvidarse de sus tareas o no poder terminar sus actividades, pueden ser señales de alerta importantes, sobre todo si notamos que no es algo pasajero o temporal. Percibir que de pronto un estudiante se aísla de sus compañeros o está en constante conflicto con ellos es una señal de alerta importante, así como expresiones de emociones de manera explosiva o sorpresiva, mucha ira, tristeza o incluso euforia súbitas.
Construir un aula segura
La mejor forma de apoyar a alguien que cruza un duelo es crear espacios en los que se sientan seguros y no juzgados. Estar ahí para escucharlos activamente puede ser un gran comienzo, dejar que se expresen sin interrumpirlos ni decirles que no deben llorar o que deben ser fuertes ayudará a que expresen libremente sus emociones para procesarlas.
Podemos ayudarlos a expresarse a través de juegos o actividades artísticas en los que puedan analizar y exteriorizar lo que sienten.
Ser flexibles
Pedir a cualquier persona que se encuentra en un proceso emocional compleja que rinda como lo haría en cualquier otro momento no es realista, especialmente cuando se trata de niños o adolescentes, por ello ser flexibles con sus responsabilidades académicas puede ser necesario. Dale oportunidad de entregar en distintos tiempos sus actividades, toma en cuenta esto para las evaluaciones y evita darle demasiada carga de trabajo. Poco a poco recuperará el ritmo.
Construye comunidad
Apoyar a un estudiante no es algo que podamos hacer individualmente, conectar con otras personas dentro de su red de apoyo y compartir estrategias puede ser la mejor manera de abordar estas situaciones. Comunícate con su familia y compartan los estados de ánimo del niño o adolescente, qué tipo de apoyo tienen en casa y cuáles son sus preocupaciones. También puedes buscar que el grupo forme parte activa, no para estigmatizar al niño solo para que otros entiendan qué podría representar este proceso.
De ser posible coordinate con otros docentes y con la parte administrativa del colegio, aunque su intervención sea limitada, el que la comunidad se una puede ayudar mucho a transitar estos duelos.
Valida su duelo
Es común creer que los niños más pequeños no entienden los duelos o que los más jóvenes procesan las pérdidas más rápido. Es importante decir que incluso los niños más pequeños perciben el dolor y sienten la ausencia o los cambios, por ello hablar con ellos, ser honestos y despejar sus dudas es importante. También es necesario reconocer que sus emociones necesitan transitarse, expresarse y reconocerse, buscar que se distraigan con otra cosa o ignorar lo que pasa puede resultar contraproducente.
Recuerda que el duelo no es algo que ocurra en unas semanas, puede tomar meses, años e incluso sorprendernos mucho tiempo después, aún si un estudiante ya ha pasado lo más difícil de una pérdida podría tener momentos en los que volverá a sentirlo con más intensidad.
Es verdad que no podemos resolver el dolor de nuestros alumnos, pero podemos ofrecer herramientas, apoyo y un espacio seguro para que poco a poco superen los momentos más difíciles. ¿Qué estrategias has puesto en práctica ante pérdidas y duelos?