La lectura es una habilidad fundamental que abre las puertas al aprendizaje, la comunicación y el desarrollo personal, sin embargo, para muchos estudiantes esta actividad puede implicar grandes retos, pues para algunos leer no es tan fácil como parece, lo que afectará su rendimiento académico y autoestima. Identificar sus dificultades y ayudar a los alumnos a enfrentar esos desafíos es muy importante para que su desarrollo y aprendizaje no se vean comprometidos.
¿Cómo apoyar a todos nuestros alumnos a desarrollar sus habilidades de lectura?
Identifica las dificultades específicas
No todos los estudiantes tienen las mismas dificultades al leer. Algunos pueden tener problemas para reconocer letras o sonidos (dificultades fonológicas), mientras que otros pueden tener problemas de comprensión o fluidez. Es importante observar cómo se desenvuelven los estudiantes al momento de leer para identificar las áreas en las que necesitan más apoyo. Observa si el estudiante:
Identificar cuáles son las dificultades específicas nos ayudará a abordar la situación con mayor eficiencia.
Fomenta un ambiente de lectura positivo
Un entorno que promueva la lectura como una actividad placentera y no como una obligación puede marcar una gran diferencia, en ocasiones las escuelas e incluso las familias, preocupadas por ayudar a los alumnos a fortalecer la lectura, imponen ciertos parámetros y limitaciones que buscan fomentar la lectura, lo que normalmente tiene un efecto contrario, pues los estudiantes acaban por sentirse obligados a enfrentar textos que no les interesan. Crear oportunidades de lectura que más bien apelen a su entusiasmo y les evoquen emociones positivas es una mejor estrategia.
Crear espacios de lectura atractivos y adecuados para el nivel de los estudiantes puede motivarlos a adentrarse en una lectura cómoda. También es importante mostrarles que la lectura no es un ejercicio aburrido, sino que existen muchas emociones y experiencias asociadas a esta, leer en voz alta con entusiasmo y expresiones es una buena forma de transmitir esa sensación, así como celebrar los logros de los estudiantes, aunque nos parezcan pequeños, para ellos es el impulso que necesitan para seguir intentando.
Trabaja la conciencia lingüística
La conciencia lingüística es la capacidad de reflexionar sobre el lenguaje, cómo funciona y las posibilidades que implica, además identificar la relación entre sonidos y grafías es una habilidad esencial para la lectura, con algunas actividades podemos motivar a los alumnos a re-pensar cómo se relacionan con la lengua.
-Juegos de palabras, rimas y sonidos pueden motivar a los estudiantes a analizar las palabras.
-Ayudar a los alumnos a ver cómo se construye la lengua, las palabras, las oraciones y cómo esta ayuda a expresar sus ideas también es importante, puedes comenzar por la segmentación de palabras en sílabas o sonidos individuales.
-Reflexionar sobre el significado de las palabras, el uso que les damos y cómo esto es parte del mundo que nos rodea ayudará a despertar curiosidad por el lenguaje, puedes trabajar con canciones o juegos que les interesen.
Permite materiales adecuados
Es importante que los estudiantes practiquen la lectura con textos que estén a su nivel de competencia, el cual puede ser diferente para cada estudiante. Si el material es demasiado difícil, puede generar frustración, mientras que uno demasiado sencillo hará que pierdan el interés. La mejor manera de encontrar ese nivel es permitir que los alumnos estudien y exploren diferentes materiales de lectura, sin obligarlos a escoger alguno basados en su edad.
También es importante fomentar el uso de materiales que les ayuden a practicar sus habilidades, por ejemplo el uso de audiolibros o materiales visuales con los que puedan reforzar lo que van leyendo puede ser una gran estrategia. Permitir que los alumnos utilicen además herramientas tecnológicas con las que puedan cambiar la fuente de los textos o hacer más grandes las letras puede ayudar mucho.
Promueve la lectura guiada y compartida
La lectura guiada es una estrategia en la que el docente trabaja con pequeños grupos de estudiantes, brindándoles apoyo personalizado. Durante estas sesiones lee junto con los alumnos, alternando frases o párrafos y se fomenta el diálogo al respecto de la lectura. Hacer preguntas para verificar la comprensión y motivar la reflexión ayudará a los alumnos a interesarse más por lo que leemos.
Involucra a las familias
El apoyo en casa es fundamental para reforzar lo aprendido en el aula. Comunícate con las familias y bríndales orientación sobre cómo pueden ayudar, recomienda que dediquen tiempo diario a leer con sus hijos y que modelen esta conducta en el día a día, es decir que ellos mismos lleven a cabo lecturas en conjunto o en solitario, un niño que ve a su familia leer tendrá el impulso de hacer naturalmente. También les puedes proporcionar recursos para apoyar a sus hijos, pues no todas las familias saben cómo ayudar a sus hijos.
Ayudar a los alumnos con dificultades para leer requiere paciencia, dedicación y un enfoque personalizado, en conjunto con las familias podemos poner en marcha estrategias para ayudarlos a sentirse parte del proceso de aprendizaje y motivarlos a superar los retos. ¿Cómo ayudas a tus estudiantes a leer más y mejor?