Sentar las bases de la convivencia en el aula, más allá de imponer un reglamento rígido, es un objetivo importante para los primeros días de clases, como docentes podemos aprovechar este inicio de cursos para construir acuerdos de convivencia junto con nuestros estudiantes, lo cual nos ayudará a fomentar aulas en las que exista corresponsabilidad, se promueva una cultura de respecto y todos participen de manera activa en la construcción de un espacio seguro.
¿Qué son y cómo podemos crear acuerdos de convivencia en nuestros grupos?
Los acuerdos de convivencia son más que simples normas: representan compromisos colectivos que buscan garantizar un ambiente de aprendizaje sano y seguro. Su efectividad depende, en gran medida, de que los alumnos participen en su creación, pues es así como se darán cuenta de su importancia, la necesidad de cumplirlos y cómo afectan a los otros al traspasar esos límites.
Para crearlos es importante destinar un espacio en clase a reflexionar sobre la importancia de la convivencia y sobre las consecuencias de nuestras acciones dentro de la comunidad escolar. Este momento de diálogo permite que los estudiantes se sientan escuchados y comprendan que su voz tiene un peso real en la dinámica del grupo.
Explorar y conversar
Un primer paso puede ser organizar una conversación abierta en la que los alumnos expresen lo que necesitan para sentirse cómodos y respetados en el aula, es importante guiar a los alumnos para que ellos mismos analicen las necesidades de un grupo para su convivencia, respetar al otro, escucharle, trabajar en conjunto para lograr metas comunes y reconocer las necesidades de cada participante son aspectos que deben considerar.
A partir de estas aportaciones, el docente puede encaminar la construcción de acuerdos claros, realistas y comprensibles para todos. Frases como “escucharnos con atención”, “cuidar el material del aula” o “respetar los turnos de participación” pueden surgir de manera natural si se conduce la reflexión hacia la corresponsabilidad. Podemos tener de antemano algunos acuerdos meta para saber que a lo largo de este proceso no dejaremos aspectos importantes de lado.
Consecuencias naturales
Definir qué sucederá si los acuerdos no se cumplen, siempre desde un enfoque formativo y no punitivo, es tan importante como crearlos. Cuando los estudiantes participan en esta definición, entienden que las consecuencias no son castigos impuestos, sino parte del compromiso colectivo para mantener la armonía, evitar un enfoque punitivo nos ayudará a hacerles claras las consecuencias naturales, por ejemplo, buscar que se active una justicia restaurativa y reflexionen sobre cómo afectan sus acciones a los demás puede formar parte de estas consecuencias.
Además, la visualización de los acuerdos, como colocarlos en un mural o cartel visible, ayuda a mantenerlos presentes y recordar que son resultado de un esfuerzo compartido.
Construir acuerdos de convivencia efectivos desde el primer día no solo organiza la vida en el aula, también fortalece la confianza entre docentes y estudiantes. Cuando las normas se transforman en acuerdos, los alumnos aprenden que la convivencia no se impone, se construye.
¿Qué estrategias usas tú para que tus estudiantes se comprometan con la convivencia en el aula?