Ser docente es una de las profesiones más gratificantes, pero también puede ser emocionalmente agotadora. Desde la planificación de clases hasta el manejo de un grupo diverso de estudiantes, todo esto puede generar niveles de estrés muy altos, por ello cuidar de la salud mental es un tema esencial para poder disfrutar nuestra labor sin tener que comprometer nuestro bienestar personal.
Cuidar de nosotros mismos no debe ser algo que dejemos en un segundo plano, por el contrario, debe ser una prioridad continua y aprender estrategias para lograrlo de manera efectiva es muy importante. Aquí te compartimos algunas opciones para mantener el equilibrio en tu vida profesional y personal.
Límites claros entre el trabajo y la vida personal
No es extraño que un docente se lleve trabajo a casa: planificar clases, calificar exámenes o preparar materiales para el día siguiente, todo este trabajo requiere de muchas más horas además de las que utilizamos para impartir clases. Sin embargo, es crucial que establezcamos límites saludables entre nuestra vida personal y el trabajo, es importante no estar permanentemente “conectados” al trabajo. Una estrategia sencilla es establecer horarios fijos para las tareas escolares y respetar tu tiempo de descanso.
También puedes crear rutinas de desconexión al final de la jornada escolar, por ejemplo, practicar una breve meditación o salir a caminar, esto le dirá a tu cerebro y a tu cuerpo que el día de trabajo ha terminado y se permitirá relajarse.
Trabajar en equipo
El docente al frente del aula puede llegar a sentirse solo, resolver problemas en el aula o enfrentarse a dificultades emocionales de los alumnos no es sencillo cuando somos la única figura de autoridad frente a un grupo de niños o adolescente, por eso tejer una red de docentes que se apoyen entre ellos es tan importante. Organizar reuniones regulares para compartir experiencias, ideas o simplemente desahogarse, puede ser una forma excelente de reducir la carga emocional. La colaboración entre colegas también fomenta un sentido de comunidad, lo cual es esencial para la salud mental.
Aprender a decir “no” sin culpa
Los docentes tienden a asumir muchas responsabilidades, desde organizar eventos escolares hasta tomar roles administrativos adicionales. Si bien ser proactivo es positivo, también es importante aprender a decir “no” cuando estamos abrumados.
Prioriza tus tareas y evalúa si realmente tienes el tiempo, la energía y los recursos para asumir compromisos extra. Decir “no” es un límite importante para cuidar nuestro bienestar emocional, así como de respetar nuestro trabajo, pues solo estando saludables podremos darle a los alumnos todo lo que necesitan.
Se amable contigo
Es común que los docentes se enfrenten a sentimientos de insuficiencia, sobre todo cuando las cosas no salen según lo planeado o cuando no logran los resultados esperados con los estudiantes. En lugar de ser excesivamente crítico contigo mismo, practica la autocompasión. Acepta que no siempre podrás controlar todas las situaciones y que los errores son parte del aprendizaje. Reemplazar el diálogo interno negativo por mensajes de apoyo personal te ayudará a enfrentar las dificultades con una actitud más equilibrada.
Confía en tu red de apoyo
Aunque ser docente es más un estilo de vida que una profesión, también es fundamental darle espacio a nuestra vida fuera del aula, fortalecer nuestros vínculos fuera del ámbito laboral y tener actividades con las que podamos expresar otros aspectos de nuestra personalidad nos ayudará a darnos cuenta de que somos mucho más que nuestro trabajo.
Formar relaciones sanas con amigos, familiares o personas que compartan tus intereses, así como conversar sobre temas no relacionados con el trabajo es necesario para despejar la mente y reducir el estrés acumulado.
Busca ayuda si es necesario
Aunque podemos poner en marcha múltiples estrategias para cuidar de nosotros mismos, el cuidado de la salud mental es tan complejo como el cuidado de nuestra salud física y si bien podemos mantenernos saludables a través de buenos hábitos hay momentos en los que necesitaremos el apoyo de un profesional. A veces, hablar con un psicólogo o terapeuta puede darnos una perspectiva nueva y ofrecernos recursos adicionales para enfrentar el estrés o la ansiedad. No tengas miedo de dar ese paso si lo necesitas, tu bienestar emocional es prioritario.
Cuidar de tu bienestar emocional es un paso esencial para nuestra vida cotidiana y como docentes es necesario saber que todo lo que hagamos para cuidar de nosotros mismos impacta directamente en el bienestar de los alumnos. ¿Cómo cuidas tu salud mental? ¿Qué puedes hacer para fortalecer este aspecto? ¡Comparte con nosotros tus ideas y consejos!