Lograr equidad de género es tarea de todos, algo en lo que debemos trabajar todos los días, en todo espacio, pues en prácticamente todos los ámbitos permea una desigualdad entre hombres y mujeres constante que limita el desarrollo de todas las personas, condiciona su experiencia, sus expectativas, por ello es que es tan importante que todos trabajemos por lograr una sociedad equitativa, donde podamos alcanzar nuestras metas en igualdad de condiciones, donde todos podamos sentirnos seguros y logremos superar cualquier obstáculo. El aula juega un papel fundamental en este aspecto y nuestra actividad como docentes puede llegar a tener un enorme impacto en el desarrollo de nuestros estudiantes, observar todo lo que podemos cambiar en nuestras clases y crear un cambio consciente puede ayudar mucho a nuestros alumnos y al futuro de nuestro entorno.
Existen muchos aspectos que requieren de nuestra atención, pero comenzar por combatir los estereotipos de género en nuestra aula y buscar que la educación sea realmente equitativa incluso en los aspectos más cotidianos puede ser un gran inicio. ¿Qué podemos hacer para lograr esto?
Evitemos generalizar
Es común que algunas ideas con respecto al desarrollo, la conducta y las expectativas de nuestros estudiantes se asocien al género, escuchar que las niñas son naturalmente más tranquilas, por ejemplo, o que los niños suelen ser mejores para los deportes, son generalizaciones que no tienen que ver con las habilidades y características personales, sino con ideas asociadas al género y a sus estereotipos.
Aproximarnos a los estudiantes como sujetos independientes y valorar sus características individuales con menos ideas preconcebidas de cómo serán o deberían ser nos ayudará a guiarlos mejor y a trabajar de manera más equitativa. Así evitaremos compararlos entre ellos o crear imágenes estereotipadas que no siempre se pueden cumplir y que muchas veces generan frustraciones innecesarias en los niños, sobre todo en quienes logran acercarse a esa idea que tenemos de cómo debería ser su conducta con respecto a su género.
Es importante evitar expresiones que tienden a estas generalizaciones, decir por ejemplo, que las niñas se ven más bonitas cuando son calladas o que los niños no lloran son frases que invalidan la experiencia de nuestros alumnos y que los encasillan.
Ampliar las figuras importantes
Existen muchas áreas profesionales en las que aún se percibe una marcada brecha de género y esto está asociado a lo que creemos que se les facilita más a los hombres y a las mujeres, se ha estudiado que incluso en la infancia las niñas tienden a dejar atrás intereses que perciben como masculinos, pues en los medios y sus entornos sociales observan una marcada diferencia de los roles asociados a su género. Así, muchas niñas ni siquiera llegan a interesarse en la ciencia porque inconscientemente perciben que algo no es femenino, por ello es que crear un ambiente en el que todos sepan que son capaces de lograr cualquier cosa que se propongan y acercarlos a sus intereses personales sin importar si se trata de actividades que históricamente se han asociado a las mujeres o los hombres es tan necesario.
Busca ampliar los ejemplos que a veces encontramos en los libros de texto acerca de los aportes científicos, políticos, sociales o artísticos, en muchos casos encontraremos una marcada mayoría de nombres masculinos en estas áreas, pero existen cientos de mujeres que han sido tan importantes para el desarrollo científico, histórico y artístico como los hombres y que no llegan a mencionarse. Buscar cambiar esto y demostrar que todos hemos aportado a la sociedad a lo largo de la historia ayudará a los alumnos a ver que no es un tema de género, sino de estudio y dedicación.
Atentos a los prejuicios
Es probable que los estudiantes escuchen en casa un sinfín de ideas asociadas al género que probablemente repetirán y proyectarán en sus comportamientos en el aula, así mismo es probable que nosotros mismos como docentes lleguemos al aula cargados de ideas al respecto que necesitan ser deconstruidas, observadas, analizadas, cambiadas. Estar atentos a los prejuicios cotidianos asociados al género y retar su significado puede ayudar mucho a vencer esas barreras que limitan el desarrollo de los alumnos, e incluso de nosotros mismos. Estar atentos a esto requiere una mente abierta y dispuesta al cambio, leer y estar cerca de información actualizada, comprobada científicamente, escuchar opiniones distintas a la nuestra y ser capaces de discernir la información con criterio, es un desafío constante, pero que vale la pena para el futuro de nuestra sociedad.
Trabajar activamente
Busquemos que nuestras aulas permitan un desarrollo equitativo, esto podemos lograrlo solamente si trabajamos activamente en que todos los niños tengan un acercamiento y desarrollo igualitario, que todos pueden participar en todas las actividades, que se conozcan entre ellos sin condiciones, que sepan que no se trata de lo que pueden hacer por ser hombres o mujeres, sino por ser quienes son, con sus fortalezas y sus retos. Procura que en todas tus actividades se incluyan de manera igualitaria a todas las personas, que se descubran sus talentos personales y evita que sea el género una barrera.
¿Cómo trabajas desde tu aula la desigualdad? ¿Qué actividades pones en marcha para lograr una educación equitativa e inclusiva? ¡Comparte con nosotros tus ideas!