El trabajo del maestro es uno de los más importantes, pero también uno de los más complejos. Tratar diariamente con tantas personas, con sus emociones y personalidades, así como con las historias que distinguen a cada uno de los estudiantes hace de este un empleo muy complejo, aunque muy satisfactorio. Para poder llevarlo a cabo de la mejor manera, balancear nuestra vida personal y evitar el desgaste propio de nuestra profesión es necesario encontrar estrategias de bienestar, una rutina que forme parte del cuidado de nuestra salud, tanto física como mental, así como el conocimiento de los factores que pueden convertirse en riesgos.
El agotamiento del docente es una realidad que puede afectar tu trabajo y tu vida personal, puede ocasionar problemas como ansiedad y depresión y es una afección común en profesiones que requieren estar al cuidado de otras personas, las enfermeras y los psicólogos también lo sufren. ¿Podemos evitarlo? Sí, claro que podemos, pero requiere ajustes en nuestros hábitos diarios, así como en la forma en que abordamos nuestro trabajo. Aquí van algunas ideas para aumentar el cuidado personal y lograr un bienestar docente.
Habla de tus emociones
La educación socio emocional es algo que escuchamos cada vez más como maestros, es muy importante para el aprendizaje y para que los niños, niñas y adolescentes estén realmente bien. Sin embargo, nosotros como adultos, tenemos algunos problemas heredados de la cultura en que vivimos que limitan nuestra visión de las emociones y de la salud mental.
Es muy importante que así como aprendemos a transmitir una mejor educación social y emocional para nuestros jóvenes alumnos, también pongamos en práctica esos conocimientos para nosotros mismos. Aprender a reconocer nuestras emociones, nombrarlas y trabajar en ellas es fundamental, así como entender su origen y gestionar sus efectos. Ninguna emoción es mala ni puede estar “prohibida”, todas son naturales y forman parte de algo. Hablar de lo que sentimos con otras personas puede cambiar por completo la forma en que vemos y experimentamos ciertas cosas, aunque si nos sentimos demasiado abrumados, buscar ayuda profesional siempre es una buena opción.
Pon en marcha buenos hábitos
Esta es quizá la parte más compleja del cuidado personal, pues tendemos a anteponer muchas ocupaciones que reclaman nuestra atención sobre las pequeñas acciones que hacen la diferencia en cuanto a salud. Pero es lo más importante, pues es lo que ayuda a nuestro cuerpo a mantenerse saludable y balanceado. Dormir por lo menos 7 horas diarias (aunque lo ideal es 8), alimentarnos correctamente y en los horarios adecuados, hacer actividad física y beber suficiente agua, esas acciones son la base de la salud y son de las cosas más difíciles en el día a día, pues los hábitos saludables a menudo encuentran resistencia, ya sea por nuestra rutina o porque nos parecen demasiado complicados.
Recuerda que para poder darle a los demás necesitamos primero estar bien nosotros mismos. Para poder avanzar entre nuestros pendientes necesitamos estar saludables.
Vive en el presente
En el mundo actual esto es realmente difícil. Estamos acostumbrados a un ritmo que siempre va dos o tres pasos adelante de nosotros, que nos exigen más constantemente, no importa cuantas metas alcancemos, siempre podemos estar seguros de que hay algo que no estamos haciendo bien o que no hemos logrado a tiempo. Suena muy difícil. Y lo es. Pero no significa que debamos acostumbrarnos a vivir constantemente bajo esta presión, podemos utilizar estrategias para recordar de vez en cuando que nos encontramos en el presente y que el momento que estamos viviendo es el más importante.
El mindfulness o atención consciente es una técnica para relajarnos y mantenernos en el aquí y el ahora, es la base de la meditación y aunque requiere de cierta práctica, podemos empezar con pequeños ejercicios diarios que no toman más que algunos segundos y que nos pueden ayudar durante el día. Básicamente se trata de respirar. Respirar totalmente concentrados en ese acto. En tu rutina diaria puedes poner en práctica esto al cerrar los ojos durante unos segundos y respirar con mucha atención en las sensaciones que provoca la entrada y salida del aire. Esto te ayudará a relajarte y a anclarte en el momento.
Estas ideas son muy importantes para lograr un estado de bienestar. ¿Cuáles son tus estrategias? ¡Comparte con nosotros!