Establecer las fechas de entrega de las tareas que dejamos a nuestros alumnos suele ser un aspecto importante para la gestión del aula, básicamente es un acuerdo que hacemos con los estudiantes y que esperamos que respeten, pero esto puede llegar a convertirse en una dificultad constante, especialmente para estudiantes que por diferentes razones no logran entregar sus actividades en el tiempo establecido, lo cual puede afectar desde nuestro calendario de evaluaciones hasta dejar consecuencias serias en su proceso de aprendizaje.
Normalmente, aunque parezca que a algunos alumnos no les importa mucho cumplir o no cumplir con los tiempos, esto implica estrés para los involucrados. Tanto para el docente que necesita calificar y entender el progreso de sus alumnos, como para esos mismos alumnos que no saben cómo gestionar sus dificultades.
¿Cómo podemos lograr mejores acuerdos con ellos para que las fechas sean respetadas y la dinámica de la clase sea siempre la más óptima? ¿Qué tipo de flexibilidad es importante en el aula?
Llegar a un acuerdo
Es común que en el aula los alumnos se acostumbren a recibir instrucciones más que a tomar decisiones en su día a día, si bien esto es necesario para lograr el orden y fomentar el aprendizaje de los alumnos, también puede resultar agotador para los estudiantes, que no sienten que sus necesidades, deseos y opiniones son tomados en cuenta. Por ello es que procedimientos como el entablar acuerdos pueden ayudarnos a crear un diálogo más abierto con los alumnos, donde no se trate solo de una exigencia por parte de una autoridad que puede parecer absurda cuando no se discuten las razones detrás de cada instrucción, sino un diálogo en el que se expongan las razones por las que una fecha límite es necesaria, así como el manejo de tiempo por parte de los más jóvenes.
Buscar acuerdos no significa perder autoridad ni ceder el orden del aula a los deseos de los alumnos, más bien se trata de buscar siempre un espacio de diálogo, así como de agencia de parte los propios estudiantes, que pueden hacerse cargo de sus procesos de aprendizaje de manera activa. Si ellos se involucran en la toma de decisiones sabrán que los compromisos establecidos también forman parte de sus decisiones.
Esto requiere que ambas partes escuchen las necesidades del otro, entiendan las características de las actividades y establezcan un compromiso propio con la tarea. Sí más que establecer fechas de entrega, trabajamos con los alumnos un acuerdo, es más probable que los alumnos se comprometan con el proceso y por lo tanto respeten los lineamientos de las tareas.
¿Y la responsabilidad?
En ocasiones, flexibilizar los procesos con los que damos orden a la entrega de tareas o de exámenes nos hace sentir que damos a los alumnos la impresión equivocada, como si al ser permisivos comunicaramos a los alumnos que es posible hacer lo que uno desee sin ningún límite.
En realidad apoyarlos en la toma de decisiones les puede ayudar a conocerse mejor, a gestionar mejor sus tiempos y a comprometerse con el trabajo en equipo, la gestión de responsabilidades, la consideración de sus demás actividades y la priorización de tareas también pueden verse beneficiadas en un sistema que los impulsa a tomar decisiones, así como a escuchar a los otros. Esto también puede hacerles ver con mayor naturalidad las consecuencias de sus actos, porque ya no se trata de un incumplimiento hacia una imposición, sino una falta a su palabra.
Considerar las necesidades de lso estudiantes
Muchas veces un estudiante que no entrega tareas o se retrasaen sus actividades enfrenta también problemas con los docentes, se les da cierta etiqueta y les es muy difícil salir de esta imagen de alumnos irresponsables que puede llegar a hacerles sentir que no tiene sentido esforzarse. Escucharlos y considerar flexibilidad en la entrega de tareas no es contraproducente, por el contrario, es útil y necesario.
Los alumnos necesitan sentir que son escuchados y tomados en cuenta. Esto les ayudará a comprometerse con lo que hacen y con su propio aprendizaje.