En el aula tenemos una gran responsabilidad de guiar a los niños y adolescentes a través de su abanico emocional, muchas veces somos quienes modelan para los niños las reacciones que tenemos ante emociones como la frustración, la ira, la tristeza e incluso la felicidad y aunque sabemos lo importante que es transmitir a los más pequeños una adecuada gestión emocional no siempre tenemos esas herramientas como adultos en nuestra vida cotidiana, lo cual puede hacer que el trabajo en el aula e incluso nuestra vida personal sean un reto cada vez más complejo.
Aprender a manejar nuestras emociones es un paso importante para el bienestar general y en nuestro caso, un aspecto esencial para el desarrollo que tenemos como docentes al frente de una clase, precisamente porque los niños y adolescentes están en un momento importante de aprendizaje también de estos aspectos.
¿Cómo manejar mejor nuestras emociones?
Las emociones son importantes
Socialmente es común que demos mucha importancia a las emociones positivas y que evitemos a toda costa las negativas, le pedimos a los niños que sonrían, que se muestren tranquilos, felices con las personas a su alrededor y buscamos que eviten el llanto, los gritos o las rabietas. Esta norma continúa a lo largo de nuestra vida y siempre esperamos que frente a otros, las personas se muestran felices, en calma, que no los veamos llorar. Incluso tendemos a pensar que las personas que fácilmente llegan a las lágrimas son menos eficientes o débiles de alguna manera.
A pesar de ese estigma social es importante hacer notar que todas las personas sentimos todo tipo de emociones, es tan normal sentir tristeza como sentir felicidad, sentirnos asustados como tranquilos ante ciertas situaciones y todas esas sensaciones son válidas, tienen una razón de ser, nos comunican algo de nosotros mismos y del ambiente en el que nos encontramos, son naturales y no podemos evitarlas. El problema es contener nuestras reacciones a esos sentimientos. Negar los sentimos con el tiempo puede convertirse en un problema y, lo más natural cuando tenemos emociones reprimidas, que estás se expresen a través de la ira, lo cual nos terminará afectando a nosotros y a nuestros seres queridos.
Aprender a reconocer emociones
Si nunca hemos estado en contacto con nuestro lado emocional es probable que dar el primer paso para una mejor gestión implique una primera dificultad: no saber lo que estamos sintiendo cuando lo sentimos. Reconocer qué es cada emoción, cómo se manifiesta en nosotros, qué implicaciones tiene y cuándo es que sentimos esto puede ser un proceso muy largo en sí mismo, pero que es muy importante.
El primer paso es familiarizarnos con el vocabulario de las emociones saber cómo se llaman, cómo se ven esas emociones y a qué se deben comúnmente nos ayudará a reconocerlas en nosotros mismos poco a poco. Implica también mucha atención y observación a nosotros mismos, pues tendremos que aprender a reconocer patrones en nuestras sensaciones.
Gestionar y expresarnos
Si bien las emociones que sentimos son naturales e inevitables, la reacción a ellas y la forma en que estas llegan a las personas a nuestro alrededor si es algo que podemos manejar y de lo que somos responsables. Pedir un espacio para regularse antes de actuar puede ser una buena aproximación cuando nos sentimos abrumados por un sentimiento que quizá no hemos reconocido o que simplemente nos tiene fuera de balance, y poco a poco aprender nuevas estrategias para gestionar lo que sentimos, desde ejercicios de respiración hasta hábitos regulares que nos ayuden a trabajar mejor con nuestras emociones, como hacer ejercicio, acudir con un especialista, reunirnos con amigos de manera regular, practicar algún pasatiempo y particularmente, hablar de lo que estamos sintiendo con otras personas, dialogar sobre lo que otros nos han hecho sentir y maneras de trabajar esto con nuestros seres queridos.
Es importante reconocer que incluso las emociones que son incómodas de alguna manera necesitan ser reconocidas, sentidas y expresadas. ¿Qué estrategias has aprendido para manejarlas? ¿Cómo expresas tus emociones con tus seres queridos?