La equidad de género es un pilar fundamental para construir una sociedad más justa e inclusiva. Como docentes, tenemos la responsabilidad y la oportunidad de fomentar este valor desde las aulas, sentando las bases para que niñas y niños crezcan libres de estereotipos, con igualdad de oportunidades y respeto mutuo.
¿Qué estrategias podemos poner en práctica para lograr aulas más equitativas que no hagan diferencias basadas en las expectativas de género?
Autoanálisis
El primer paso para construir equidad de género es reconocer y cuestionar nuestros propios prejuicios y estereotipos. Debido a nuestro contexto social, educación y formación es normal que tengamos creencias que es difícil dejar atrás, pero que podrían afectar la manera en que vemos los roles de género y obstaculizar el desarrollo de los estudiantes. Como docentes, es nuestro deber poner en duda nuestras creencias para analizarlas, debatirlas y, en caso necesario, cambiar nuestras acciones que refuercen estereotipos de género. Preguntarnos acerca de cómo concebimos los roles de género, cómo afecta esto la manera en que tratamos a los estudiantes o qué tipo de conductas refuerzan los roles tradicionales es un buen inicio para cambiar actitudes en el aula.
Observar lo que decimos
El lenguaje es una herramienta poderosa que puede perpetuar o desafiar las desigualdades de género y es común que utilicemos frases que refuercen, sin querer, actitudes sexistas como el decir que los niños no lloran, que las niñas son delicadas o que deben ser más femeninas, por lo que es importante utilizar un lenguaje que evite asociar características de la personalidad con la idea del género. Decirle a un niño que no debe ser grosero con sus compañeras porque es importante respetar a todos es mejor, por ejemplo.
Participación de todos
En el aula, es común que los niños dominen ciertas actividades, como los deportes, mientras que las niñas se sientan más cómodas en roles de cuidado u organización, esto no se debe a una naturaleza ligada a su género, sino a una expectativa que se inculca desde la primera infancia con respecto a lo que hacen las mujeres y lo que hacen los hombres. Para romper con esta dinámica, fomentemos la participación equitativa en todas las actividades, animar a todos a involucrarse en actividades sin importar el género.
Modelos para todos
Los libros de texto y los materiales educativos suelen presentar cierta tendencia al machismo, lo que limita las aspiraciones de los estudiantes, es común que los nombres más importantes de todos los libros de historia sean mayormente hombres. Como docentes, podemos complementar estos recursos con historias y ejemplos de mujeres y hombres que han desafiado estereotipos en áreas diversas. Hablar de científicas famosas que no siempre son mencionadas como Marie Curie, líderes como Malala Yousafzai u hombres que han destacado en roles tradicionalmente femeninos, como las artes, ayuda a ampliar las expectativas de los estudiantes.
Fomentar el respeto y la empatía
La equidad de género no solo se trata de igualdad de oportunidades, también de respeto mutuo. Trabajemos en actividades que promuevan la empatía y el diálogo entre niñas y niños, por ejemplo, organizar debates sobre temas como "¿Por qué es importante que todos colaboremos en las tareas del hogar?" o "¿Cómo nos sentimos cuando nos dicen que no podemos hacer algo por ser niños o niñas?" puede ayudar a generar conciencia y comprensión.
Desafiar los estereotipos
El juego es una de las principales formas en que las infancias aprenden sobre el mundo. Fomentemos juegos que no estén limitados por estereotipos de género, por ejemplo, animemos a las niñas a jugar con bloques de construcción y a los niños a participar en juegos de roles que incluyan tareas de cuidado. Esto les ayudará a desarrollar habilidades diversas y a ver más allá.
Involucrar a las familias
La educación en equidad de género no puede limitarse al aula, es esencial involucrar a las familias. Compartamos con los padres y madres la importancia de fomentar la igualdad en casa y brindemos herramientas para que apoyen este proceso, es normal que los propios padres tengan dificultades para identificar actitudes y prejuicios, por ello es importante implementar actividades como talleres o conferencias en las que las familias también puedan reflexionar sobre cómo se imponen los roles de género en casa y cómo esto afecta a las infancias y adolescencias puede ayudar mucho a cambiar conductas e ideas heredadas por tradición.
Construir equidad de género desde las aulas es un proceso continuo que requiere compromiso, reflexión y acción. Como docentes, tenemos el poder de transformar el contexto en el que se desarrollan nuestros estudiantes, preparándolos para vivir en una sociedad donde todas las personas, sin importar su género, tengan las mismas oportunidades de crecer, aprender y triunfar. ¿Qué estrategias pones en práctica para esto? ¡Comparte con nosotros tus sugerencias e ideas!