Al terminar un ciclo escolar y esperar el inicio de otro es posible que como padres nos cuestionemos continuamente sobre el desempeño que tienen los niños y los adolescentes en el aula, aunque sus calificaciones sean buenas suele haber asignaturas con mayor dificultad para cada estudiante, así como muchos espacios para el crecimiento.
Construir metas con ellos puede ser una gran estrategia para motivar su crecimiento a lo largo del ciclo escolar que comenzará. Esto puede ser útil en todo contexto, tener claro hacia dónde queremos llegar, así como un medio confiable para medir nuestros éxitos suele ser un gran motivador para continuar con la tarea.
Hacer pequeños cambios
Perder la motivación es sencillo a lo largo del ciclo escolar, la gran mayoría de los alumnos comienzan con la idea de mejorar sus calificaciones o esforzarse por entregar todas sus tareas, pero sus hábitos de estudio y la vida cotidiana se instala rápidamente y la novedad del esfuerzo se disipa, por eso es que hacer cambios reales y tangibles al inicio del ciclo escolar puede ser una gran herramienta para realmente ver progreso a lo largo de los meses.
Es importante evitar demasiados cambios o que estos no sean muy abruptos, ya que es fácil abrumar a los niños que de por sí comienzan algo nuevo. Plantear nuevos objetivos y hacer pequeños ajustes puede ser el principio de grandes avances, como crear horarios bien estructurados que permitan hacer tiempo para todo o comenzar una rutina que ayude a los alumnos a estar más concentrados. Observar sus dificultades y conversar sobre sus retos o incomodidades cotidianas es un buen inicio.
Crear objetivos claros
Algo que también nos hace perder la motivación rápidamente es tener objetivos poco claros, es fácil crear metas abstractas o demasiado generales que no se apegan a nada en específico, sino a una sensación genérica o expectativas comunes. “Mejorar mis calificaciones”, “cumplir las tareas”, “portarme mejor en clase”, todas esas son metas que parecen muy claras, pero son en realidad muy abstractas, pues no permite medir el éxito del esfuerzo tan fácilmente, mejorar calificaciones puede ser desde subir un par de décimas hasta lograr un diez en el examen, y muchas veces nuestras expectativas son poco realistas ante estas metas que al no lograr una calificación significativamente mejor sentimos que no vale la pena el esfuerzo.
Sentarnos con los niños y adolescentes a observar los logros del ciclo pasado y buscar los objetivos a corto y mediano plazo más realistas ayudará también a tener una forma de medir el éxito y aumentar la motivación. Por ejemplo, en lugar de un genérico “mejorar calificaciones”, podemos plantear “aumentar un punto en el siguiente examen” o “disipar mis dudas sobre cierto tema visto en clase”.
Trazar un plan
Algo que hacemos mucho al crear objetivos es que sabemos lo que queremos, pero no tenemos idea de cómo llegar hasta ahí, lo cual eventualmente nos lleva a abandonar nuestros objetivos. Así como plantear metas bien claras, también es importante trazar una ruta para llegar hasta ellas, un plan que podamos seguir y que nos permita ir midiendo el éxito que tiene nuestro esfuerzo, con marcadores de que vamos por el buen camino, pero que además nos permita evaluar por qué y cómo nuestro plan no ha funcionado en cierto punto.
Conocer el mapa para llegar a cualquier lugar es muy importante para no perdernos. Recordemos siempre ser flexibles y abiertos a los cambios, pero también motivar la disciplina y la reflexión sobre el plan que ya tenemos.
El temor al fracaso
Es común que el temor a equivocarnos se convierta en una de las razones por las que dejamos de intentar o por lo que no queremos comprometernos con metas específicas, nos hace pensar que es mejor no intentarlo que no lograrlo. Es muy común durante la época escolar que midamos el éxito en blancos y negros, donde una buena calificación es un éxito y algo menor resulta un fracaso, además quienes logran buenas calificaciones son siempre los mismos y los que no también.
Esta expectativa puede hacernos fallar antes de intentarlo, cambiar esta mentalidad puede hacernos la vida más difícil, pues siempre tendremos miedo a hacer las cosas mal antes de iniciarlas o simplemente nos daremos por vencidos sin haberlo intentado. Darle un giro y mostrar a los niños que está bien equivocarse, que no tienen nada de malo no haber logrado un objetivo y que siempre es posible seguir intentando hará la diferencia a lo largo del ciclo escolar.
¿Crees que es importante plantear metas con los niños y adolescentes antes de iniciar el ciclo escolar? ¿Cuál es tu forma de abordar estos planes? ¡Comparte tus ideas con nosotros!