Si hay algo común de escuchar entre los docentes es que las nuevas generaciones son diferentes de aquellas que las preceden, algo que probablemente es particularmente cierto en los salones de clase actualmente, sencillamente porque el desarrollo tecnológico ha traído consigo un sinfín de cambios en nuestra forma de vida en pocos años. Las infancias en la actualidad enfrentan un panorama abismalmente distinto al que conocieron sus padres y sus docentes. Aunque esto ha sido cierto en todas las generaciones, pues siempre ha habido cambios sociales y tecnológicos notorios entre las generaciones de adultos y jóvenes, en las últimas décadas la tecnología ha traído una gran cantidad de cambios a gran velocidad.
El uso de dispositivos digitales desde la primera infancia ha implicado cambios en la forma en que los niños y jóvenes juegan, se relacionan entre ellos, expresan sus ideas y emociones e incluso en la que organizan su pensamiento. En la actualidad se habla de estrategias como el microaprendizaje para ayudar a los alumnos con contenidos similares a los que experimentan en redes sociales, y se han implementado metodologías que no se parecen en nada a las que conocieron sus padres en la escuela, las cuales ponen al frente a los estudiantes como agentes activos en su proceso de aprendizaje.
Si bien todas estas características son propias de la época, la enorme diferencia con la educación y la infancia que vivieron sus padres o maestros puede contribuir a una sensación de distancia entre generaciones, incluso entre miembros de la misma familia, donde los abuelos y los niños tienen una visión muy distinta del mundo, no solo por su forma de pensar, sino por la experiencia que han vivido. Conectar a los adultos y a los jóvenes es de gran importancia para construir una sociedad inclusiva, equitativa y más fuerte, pues la diversidad de experiencias, los aprendizajes generacionales y la adaptación de las generaciones más grandes al mundo actual puede ayudarnos a sobrellevar los muchos retos que enfrentamos actualmente.
Aunque hay muchos aspectos de esto que no podemos resolver solos desde las aulas, los docentes tenemos la oportunidad de tejer redes con los estudiantes, conexiones que nos ayuden a fortalecer ese vínculo entre generaciones.
¿Cómo abordar esto en el aula?
Es muy importante ser conscientes del mundo en el que actualmente se desarrollan los estudiantes, aunque para nosotros ciertas cualidades de su experiencia nos parezcan totalmente diferentes, es necesario ponernos en su lugar para entenderlos mejor. Reconocer que la tecnología es una parte central de su vida cotidiana, por ejemplo, aún si nuestros alumnos no cuentan con equipos digitales propios, el mundo que les rodea está hiperconectado por medio de internet y muchas de las tendencias que ocurren en línea les llegan a ellos de primera mano.
Es muy importante hacerle espacio a esas formas de ver el mundo en nuestras aulas, valorar sus opiniones, pensamientos e ideas al respecto e incluso hacerlos parte de nuestras clases, todo esto puede ayudar a que los alumnos se sientan realmente tomados en cuenta y parte de su comunidad. Recordemos que las dinámicas de redes sociales, que muchos adultos aprendimos ya siendo mayores, para ellos son naturales, forman parte de su convivencia y de su expectativa.
Reconectar con otros medios
Aunque esto puede implicar cierta resistencia por parte de los alumnos, invitarlos a conectar con otras formas de hacer las cosas, más allá de la tecnología nos puede ayudar a conectar pensamientos entre generaciones. Es importante trabajar con ellos de forma que esto no represente tensiones o prohibiciones que podrían inspirar rechazo desde un inicio, más bien se trata de buscar que utilicen otros medios para hacer ciertas cosas, como agregar tareas que solo puedan resolverse a mano, incluirlos en juegos tradicionales o integrar juegos de mesa, utilizar materiales como recortes, plastilina, dibujar, trabajar en periódicos murales o pedirles que se vuelvan editores de su propio periódico de clase puede traer experiencias muy valiosas que no siempre tienen oportunidad de experimentar al utilizar tecnologías, todo esto sin importar la edad de los alumnos, pues los jóvenes y adolescentes también necesitan conectar con estas cosas.
Aunque esto suene un poco exagerado para un adulto que ha vivido siempre con lápiz y papel para resolver pendientes, hacer énfasis en este tipo de actividades puede dar una perspectiva única a los alumnos.
Compartir experiencias
La conversación entre adultos y jóvenes es muy importante para fortalecer estos vínculos, por lo que fomentar el diálogo entre generaciones es necesario. Buscar actividades en las que las familias de los estudiantes puedan compartir experiencias del pasado e incluso existan ejercicios en los que experimenten un poco de ese “pasado” puede ayudar a hacerles ver a los jóvenes la realidad de sus mayores.
En estas conversaciones es importante fomentar el diálogo, más que una exposición de un solo lado, la idea es que compartan experiencias, tanto niños o adoelscentes como adultos y ancianos. Por ejemplo, compartir recetas que traigan consigo una conversación sobre los vínculos familiares, los materiales usados y cómo encontraban información las personas a diferencia de cómo lo hacen en la actualidad puede ser una gran forma de unir generaciones.
¿Cómo ayudas a tus estudiantes a vincularse con los adultos a su alrededor? ¿Crees que este diálogo es necesario? ¡Comparte tus ideas con nosotros!