Para muchos adultos enfrentar conversaciones que pueden parecer complejas con niños y adolescentes es uno de los temas que más les preocupan, transmitir información o abordar situaciones que se anticipan incómodas, emotivas o que desperatarán algún tipo de emoción negativa en los más jóvenes implica estrés y preocupación en sí mismo, y es verdad que a veces incluso abordar esta clase de temas con otros adultos puede llegar a ser complejo, quizá en parte porque existen muchas habilidades de comunicación que no practicamos con tanta frecuencia como deberíamos o desconocemos estrategias con las cuales sentirnos más seguros ante momentos como estos.
Tener conversaciones con los más jóvenes sobre temas sociales en su contexto o situaciones específicas como la muerte de un ser querido, temas sobre su crecimiento y desarrollo, situaciones familiares como un divorcio o incluso sobre su propio comportamiento puede parecer un gran reto. ¿Cómo tener esas conversaciones con ellos? ¿Qué estrategias podemos poner en práctica? Aquí hay algunas ideas.
Un lugar seguro
Trabajar en un ambiente seguro en el día a día hará más sencillos los momentos más complejos, por ello es necesario construir un ambiente de confianza cotidiano, donde los jóvenes sientan que pueden expresar sus pensamientos con la tranquilidad de que no serán juzgados y en el que sepan que las palabras de los adultos son honestas. Para ello debemos gestionar nuestras propias emociones, evitar hablar con ellos cuando estamos enojados y buscar ser justos con nuestras acciones y palabras, así como aceptar cuando nos hemos equivocado. Escucharlos atentamente también es esencial para la comunicación, ellos necesitan sentir que sus palabras son tomadas en cuenta y sus emociones consideradas incluso en las decisiones familiares. Explicarles nuestras decisiones y las razones detrás de nuestras acciones también ayudará a crear un mejor ambiente.
Ser honestos con ellos
Es común que tratemos de evitar a los niños ciertas emociones y que por lo tanto les ocultemos información que consideramos que no necesitan saber. Si bien es necesario escoger con cuidado lo que decimos a los más pequeños, la honestidad y la verdad son importantes para construir confianza con ellos, no es lo mismo hacer que la información sea clara para ellos que mentirles para no lastimarlos, con el tiempo esto creará distanciamiento entre ellos y nosotros, pues sentirán que no pueden obtener información confiable de los adultos que les rodean.
Cuida tus palabras
Si, es necesario ser honestos con ellos, pero también tratar de que nuestras palabras sean adecuadas para su edad y su contexto, evita dar explicaciones complejas sobre temas que de por si parecen complejos para los niños, trata de responder sus dudas y cuando exista algo de lo que no estás seguro, exprésalo también, ayudar a los jóvenes a encontrar respuestas por sí mimos es también una gran herramienta para su vida y su desarrollo.
Evita utilizar términos complejos cuando no están familiarizados con ellos y si esto es inevitable ayúdalos a entenderlos con sus propias palabras. También es importante confiar en su capacidad e intelecto, por lo que no debemos infantilizar nuestro discurso cuando no es necesario, se trata de encontrar el punto medio, conocerlos y confiar en ellos.
Evita crear más tensiones
Una de nuestras primeras búsquedas al tener una conversación compleja es controlar lo más posible el ambiente en el que la vamos a tener y esto nos puede llevar a crear mucha tensión en torno a temas que no lo necesitan tanto, procura que al abordar un tema que para ti es difícil el ambiente alrededor sea de calma y seguridad, es más probable que los niños se sientan seguros dentro de su propia rutina al escuchar conceptos complejos que si los apartamos de sus actividades o creamos condiciones con las que no están familiarizados. Parte de hacer de estas conversaciones una experiencia tranquila está en que no impliquen estrés innecesario.
Mantente abierto
Cuando un tema es profundo y complejo nuestra mente necesita tiempo para procesar y asimilar lo que hemos escuchado, así como para transmitir lo que esto nos ha hecho sentir. Independientemente de la respuesta que obtengas en el primer momento de abordar cualquier tema, es necesario mantenerte abierto a los posibles otros momentos en los que deberás tocar esta conversación, responder otras preguntas o repetir información. Dar tiempo y ser flexibles ante las posibles respuestas de cualquier persona, pero especialmente de niños y adolescentes es necesario.
¿Cómo abordas temas complejos en tu aula? ¿Qué conversaciones han sido las más difíciles de abordar? ¡Comparte con nosotros!