La tarea es uno de los componentes más importantes de la escuela, ha estado siempre presente en este contexto y para nosotros es una herramienta para ayudar a los alumnos a practicar o reforzar lo que hemos visto en clase. A pesar de esto es también uno de los temas que más se prestan a discusión en la actualidad, pues aunque no se cuestiona su importancia, si se ha hablado mucho sobre el tiempo que los alumnos dedican a realizarla, lo que esto implica para sus vidas más allá del ámbito escolar y qué estrategias podríamos abordar para que los alumnos puedan encontrar equilibrio entre su vida escolar y otros aspectos.
La razón de la tarea
Es importante que nos detengamos a pensar cuál es la razón por la que existe la tarea en primer lugar y que esta no sea vista como una forma de mantener a los estudiantes ocupados, tampoco como un castigo, debe ser siempre una oportunidad para ellos y aunque sepamos que nuestra materia es muy importante, también es necesario considerar que necesitan otras actividades en su día a día, tan esenciales como la escuela, desde el descanso y el juego, hasta la convivencia con sus familias u otras actividades como el deporte o el arte.
Si tenemos esto en mente nos daremos cuenta de que ciertas cantidades de tarea resultan realmente difíciles de manejar para los alumnos, pues al acumularse las asignaturas podrían pasar horas sentados en casa resolviendo sus deberes, cada materia es importante, pero no siempre es fácil el ritmo que esto implica.
Priorizar lo más importante
Lo mejor es analizar cuál es la razón por la que dejaremos una tarea, cuáles serán los aprendizajes que obtendrá el estudiante y cuánto tiempo dedicará a resolverla. Es posible que para nosotros todos los ejercicios resulten importantes, pero comienza por priorizar los conceptos más importantes y organiza tus tareas con base en este orden, así no pasarán desapercibidos, por el contrario, los alumnos podrán enfocarse un poco más en los aspectos que las tareas destaquen, probablemente incluso se sientan más animados a realizar estas actividades, pues sentirán que tienen oportunidad de terminarlas, en lugar de estar abrumados por el peso de una gran cantidad de pendientes.
Anímalos a aprender por su cuenta
Si bien no es posible eludir la tarea por completo, especialmente entre más grandes son los estudiantes, siempre podemos buscar alternativas que no solo los obliguen a resolver ejercicios, sino que los alienten a aprender un poco más por su cuenta. Anímalos a investigar temas que apelen a sus intereses personales, ofrece opciones y la oportunidad de hacer las cosas por su cuenta y no orillados por la obligación de la tarea.
Esto no solo cambiará la perspectiva de la tarea, además podría incrementar su motivación intrínseca con respecto al aprendizaje y la asistencia a la escuela, pues se sentirán en control de su tiempo y de su esfuerzo.
No olvides los aspectos externos
Algo que a veces resulta invisible al momento de dar los resultados o las calificaciones son las circunstancias que vive cada alumno, por lo que siempre debemos tener en cuenta que no cumplir con una tarea o que estas lleguen incompletas no siempre se debe a simple falta de interés, irresponsabilidad o desafío, muchas veces se trata de algo más con lo que los alumnos están lidiando y que puede llegar a ser realmente intenso e importante.
Considerar estas circunstancias es tan necesario como la planeación de la tarea, pues la forma en que abordamos esto con los estudiantes puede cambiar su perspectiva con respecto al porque realizarla, procura trabajar siempre desde la empatía. A veces adaptar nuestros ejercicios puede hacer la diferencia para algunos de ellos, así como abrir opciones para su realización y entrega, procura ser flexible.