La escuela es una comunidad que se construye precisamente gracias a los lazos entre las personas que participan en ella, cada papel es importante, desde los estudiantes hasta sus familias, en la escuela todos colaboran para lograr el aprendizaje de cada alumno, así como por el bienestar de la comunidad que le rodea. A pesar de esto, una vez en el aula, el docente llega a sentirse solo, al ser la única figura al frente del grupo, con la misión del aprendizaje en sus manos y los retos del contexto actual presentes para cada uno de los estudiantes,
Aunque en el aula el docente tiene la tarea de trabajar con los alumnos a solas, crear redes de trabajo y apoyo entre docentes es esencial, pues aunque solo pueda ser un docente al frente de su grupo, este puede estar acompañado de las ideas, herramientas y estrategias que muchos otros han implementado en sus propios salones, así como ser escuchado y comprendido por esos mismos docentes, quienes comparten las experiencias que representa. Compartir con otros maestros, crear redes de apoyo y hacer de la tarea de la enseñanza un tema colectivo es esencial para el bienestar del docente y el desarrollo de los alumnos.
Llevar un registro de las experiencias en la escuela
Los registros históricos, en cualquier contexto, nos ayudan a preservar la memoria colectiva, a crear una cultura de prevención, a entender mejor nuestro presente y nos dan un sentido de comunidad con nuestros antepasados, así como con nuestro contexto actual, pues compartimos con otros las vivencias que nos han llevado a construir quienes somos. De la misma manera, compartir nuestras experiencias y construir una memoria escolar nos puede ayudar tanto a formar lazos con los docentes de nuestra comunidad, a reflexionar sobre los resultados y experiencias obtenidos, como a dejar una herencia a los futuros docentes de nuestra escuela.
Esto no se trata de crear archivos enormes o de agregar más peso a las tareas que de por si tenemos como docentes, simplemente de compartir con los docentes del centro un archivo de nuestras experiencias y observaciones importantes de los alumnos, compartir lo que hemos hecho puede ayudar a toda la comunidad. No es hacer un trámite más, sino tener una memoria viva que revisemos continuamente.
Hablar con otros docentes
Nadie comprende a un docente como otro docente, las experiencias que se viven al interior de un aula, el proceso de los alumnos y los retos del mundo actual son muy particulares para los maestros, por ello es que compartir experiencias entre los que se dedican a dar clases es muy importante, la retroalimentación, la comprensión, las aportaciones, todo el diálogo resulta difícil de replicar en cualquier otro contexto y compartirlo con colegas, que saben de qué hablamos sin duda nos ayuda a construir una red de docentes que se apoyan mutuamente y que construyen lazos en la comunidad y entre compañeros.
Mentores para las nuevas generaciones
Los docentes más jóvenes enfrentan retos importantes, a pesar de sus habilidades y de su preparación, los primeros años frente al aula pueden ser desafiantes para cualquiera, por lo que contar con la presencia de otros docentes puede ayudar mucho a disminuir la curva de aprendizaje, así como a adelantarse a las dificultades que se les puedan presentar. Al mismo tiempo, los docentes más experimentados muchas veces se pueden beneficiar de la visión de los más jóvenes, que conocen el manejo tecnológico y tienen nuevas perspectivas ante los cambios sociales. Esta simbiosis entre generaciones de docentes es esencial y no siempre se cultiva, por ello es que crear programas de mentoría entre los maestros puede ayudar mucho a todos los involucrados.
Compartir nuestras experiencias y conocimientos con otros maestros puede cambiar la experiencia que tenemos en las aulas, por ello construir lazos entre docentes es tan importante. ¿Cuál es tu relación con otros maestros? ¿Cómo construyes en tu escuela redes de apoyo? Comparte con nosotros.