Alrededor de la lectura existen muchos mitos que suelen alimentar estereotipos en nuestras aulas, socialmente tendemos a creer que las personas que leen más son más inteligentes o más capaces, mientras que quienes no formaron este hábito resultan incultas. Si bien es cierto que la lectura es tradicionalmente el medio por el que se transmite sabiduría o conocimiento, pues por siglos el libro y la escritura ha sido el medio para hacer permanente el aprendizaje.
Afortunadamente la tecnología nos ha ayudado a encontrar otro tipo de soportes para todo nuestro conocimiento, actualmente ya no son solo los libros el repositorio de la sabiduría, existen videos, audios, incluso imágenes diseñadas para transmitir y preservar el saber, lo que también ha ayudado a muchas personas a acceder a éste, sin la limitante de lo que implica la lectura.
¿Qué implica el leer?
Es importante hacer notar que una inclinación natural a la lectura no es necesariamente signo de inteligencia. Es verdad que esta práctica puede ayudarnos a aumentar aprendizajes, pero no es algo con lo que nacemos, se trata de habilidades que desarrollamos, aunque es posible que de forma natural existan razones por las que no somos afines a este hábito, ya sea porque en nuestro ambiente no se practica con suficiente frecuencia o por otras razones, como problemas de visión, problemas para concentrarnos, necesidad de estímulos sensoriales, dislexia, cualquier trastorno de lenguaje, etc. Ninguna de estas razones implica poca inteligencia o menor capacidad de manera intrínseca, pero si puede resultar abrumador, incómodo y hasta incapacitante el obligarnos a practicar la lectura como único medio de aprendizaje.
Esto no significa que la alfabetización tenga menor valor, claro que es necesario desarrollar habilidades de lecto-escritura, pero sí puede abrir el abanico de opciones cuando se trata de explotar por completo nuestro potencial, al permitirnos utilizar otros sentidos y otros medios de asimilar conocimientos.
El audiolibro y las clases grabadas
Un estudiante con dislexia requiere mucho más esfuerzo para descifrar lo escrito en un libro que un alumno sin esta condición. Para los estudiantes con Trastorno de Déficit de Atención puede resultar muy difícil mantenerse en la misma posición durante varias horas para leer un libro, mientras que para alguien con Autismo el hacer apuntes y escuchar la clase puede resultar muy complejo, ninguno de estos alumnos es menos inteligente que sus compañeros, tienen necesidades diferentes, quizá a las de la mayoría, pero con las herramientas adecuadas pueden aprender, fortalecer sus habilidades y mostrar sus conocimientos como cualquier otro.
Un alumno con dislexia podría beneficiarse de un audiolibro al trasladar el esfuerzo que le implica decodificar el texto a un medio más amable, como es el audio. Se ha demostrado que al escuchar un audiolibro el cerebro utiliza las mismas zonas que al leer, además de que la información obtenida es la misma. Por su parte, un alumno con TDAH que necesita moverse para mantenerse concentrado puede realizar alguna tarea física mientras escucha el mismo libro, con lo que podrá aumentar su concentración.
Un alumno con autismo podría grabar sus clases para sustituir los apuntes, lo que le puede ayudar a estudiar posteriormente y generar sus materiales de estudio o acompañar estas clases con material gráfico que le ayude a entender lo que está aprendiendo, pero con la seguridad de volver a este material grabado posteriormente.
Más allá de las necesidades especiales
El uso de estas herramientas no está limitado a estudiantes con necesidades específicas, también puede beneficiar a alumnos que simplemente tienen un estilo de aprendizaje propio, que quizá al enfrentarse al texto no lograrán los mismos resultados que si tienen a la mano un podcast, un audiolibro o la grabación de sus clases para reproducirlas incluso mientras cumplen otras tareas más físicas, lo que les puede ahorrar tiempo cuando también tienen obligaciones en casa que no pueden omitir.
Aunque la lectura es el medio por el que transmitimos conocimiento por excelencia, no es la única posibilidad. Y ayudar a nuestros alumnos a encontrar los medios con los que están más cómodos puede cambiar por completo la perspectiva que tienen de sí mismos y del aprendizaje. ¿Qué estrategias has puesto en práctica en tu aula?