Estamos acostumbrados a que en los espacios educativos, el docente sea el único que toma decisiones en el aula: qué aprender, cómo hacerlo y en qué orden. Sin embargo, cuando los alumnos tienen la oportunidad de elegir, no solo se incrementa su motivación, sino que también desarrollan habilidades esenciales para la vida, como la autonomía, el pensamiento crítico y la responsabilidad. Permitir que los estudiantes tomen decisiones en clase no significa renunciar al control, sino guiarlos hacia un aprendizaje más significativo.
¿Por qué es importante que los alumnos decidan? ¿Cómo podemos impulsar esto desde el aula?
Cuando los estudiantes participan en la toma de decisiones, se sienten más comprometidos con su propio aprendizaje, pues se dan cuenta que su acción tiene un impacto importante en el desarrollo del conocimiento y del aprendizaje. Además, fortalecer el sentido de autonomía puede ayudar a favorecer la motivación intrínseca, lo que se traduce en un mayor esfuerzo y persistencia ante las dificultades, pues saben que su esfuerzo está dirigido a algo que ellos eligieron y que podrán tomar más decisiones más adelante.
Al elegir, los alumnos reflexionan sobre sus preferencias y necesidades, lo que fortalece su autoconocimiento y capacidad de autorregulación, conocerse mejor y ser capaces de expresarlo les ayudará a tomar mejores decisiones en el futuro.
Pensamiento crítico
Un beneficio clave de aumentar las oportunidades de toma de decisiones en clase es el desarrollo del pensamiento crítico. Al enfrentarse a opciones, los estudiantes comparan, analizan y justifican sus elecciones, procesos con los que ejercitan sus habilidades cognitivas superiores. Por ejemplo, decidir entre diferentes métodos para resolver un problema matemático o seleccionar un tema de investigación les obliga a evaluar pros y contras, una competencia invaluable.
¿Cómo incrementar las oportunidades de decisión en el aula?
Una forma sencilla de empezar es ofrecer opciones dentro de límites claros. En lugar de asignar un único ejercicio, el docente puede presentar dos o tres alternativas equivalentes en dificultad pero distintas en formato o enfoque. Por ejemplo, algunos alumnos podrían preferir escribir un resumen, mientras que otros optan por un diagrama o una exposición oral. Esto da pie a que ellos encuentren sus preferencias y fortalezcan diferentes habilidades, además permite que todos puedan mostrar sus conocimientos a través de distintos medios sin sacrificar los objetivos educativos, lo cual hará de nuestra aula un espacio más flexible e inclusivo.
Toma en cuenta su opinión
Involucrar a los estudiantes en la planificación puede ser también una gran opción. Al iniciar un proyecto, el maestro puede preguntar qué aspectos de este tema les interesa más explorar o cómo prefieren organizar el trabajo, si prefieren tareas individuales o en equipo, elegir entre el tipo de actividades que realizarán. Esto no significa perder control sobre las clases, sino ampliar el espectro de opciones para ellos. Pequeñas decisiones como estas fomentan un sentido de pertenencia y responsabilidad compartida.
También es útil incorporar momentos de reflexión después de que los alumnos tomen una decisión. Preguntarles si están satisfechos con sus elecciones, las razones por las que eligieron esas opciones y reflexionar acerca de los resultados, de esta manera ellos podrán conocerse mejor, evaluar sus propias elecciones y a aprender de la experiencia, además resta peso al momento de la toma de decisiones, pues sabrán que es parte del proceso de aprendizaje y que más adelante podrán probar otras opciones, lo cual fortalecerá su asertividad y seguridad.
Permitir que los alumnos tomen decisiones en clase no es un lujo, sino una necesidad pedagógica. Les prepara para un mundo en el que la capacidad de elegir con criterio es fundamental. Como docentes, nuestro rol es diseñar espacios donde la autonomía se ejercite con guía y propósito, por ello ofrecer opciones apropiadas para ellos es una parte fundamental del proceso educativo.
Pequeños cambios en la dinámica diaria pueden marcar una gran diferencia: cuando los estudiantes eligen, aprenden más y lo hacen con mayor sentido. ¿Implementas oportunidades de aprendizaje de este tipo en tus clases? ¡Comparte con nosotros!