Debido a la pandemia casi todas nuestras actividades fueron suspendidas o trasladadas al interior de nuestros hogares, para estar seguros tuvimos que aislarnos y dejar el mundo exterior, por lo que muchos estudiantes, especialmente los más jóvenes, han visto el exterior desde lejos, al menos los últimos dos años. Sin embargo, el aprendizaje que podemos obtener afuera es tan importante como el que se obtiene en las aulas y en ocasiones esta combinación nos puede ayudar a potenciar los resultados, hay muchas buenas razones para dejar los salones de clase, al menos por unos minutos, de vez en cuando.
¿Dar clases extramuros?
El primer gran beneficio y quizá el más obvio de estar al aire libre en la actualidad es la prevención de contagios, aunque hemos visto una drástica reducción de los casos de Covid, aún es necesario mantener las precauciones vigentes y salir del salón de clases puede ser un gran inicio para actividades más seguras. Al mismo tiempo permite a los alumnos aumentar el movimiento, lo que por sí solo ayuda a relajarlos, aumenta la oxigenación y el movimiento, factores fundamentales para la salud física y mental de los estudiantes.
Adicionalmente podemos encontrar en el exterior algunas oportunidades de aprendizaje que no podremos tener al interior del salón de clases. Experimentar de cerca la naturaleza, aunque sea la más cercana a nuestro contexto (que puede darse en macetas, jardineras o patios), así como lograr una experiencia de aprendizaje más kinésico, amigable con estudiantes neurodiversos, pues la concentración aumentará exponencialmente.
¿Cómo aprovechar el exterior?
No siempre es fácil encontrar las mejores estrategias para cambiar de ambiente, muchas de nuestras planeaciones cuentan con el uso de pupitres u otros materiales de interior, pero existen muchas oportunidades de aprendizaje en nuestra escuela que no implican un traslado, sino más bien un poco de organización y de aventurarnos a probar una forma distinta de enseñar a los alumnos.
Para algunos estudiantes puede resultar desafiante el concentrarse en las palabras del docente mientras camina o se mueve, pero para otros esta oportunidad puede ser perfecta para participar más y demostrar sus conocimientos o habilidades, por lo que conocer a nuestros alumnos es un buen punto de partida.
Experimentar con los conocimientos adquiridos a través de ejercicios prácticos es una gran manera de interesar a los estudiantes y hacerlos agentes de su aprendizaje, por lo que simples actividades al exterior sirven para demostrar estos puntos.
Puedes organizar búsquedas del tesoro en las que los alumnos identifiquen algunos elementos de los vistos en clase a partir de la observación y el registro, todas las materias pueden llegar a tener alguna relación con esta clase de ejercicios, como calcular las superficies del patio o de sus alrededores, contar elementos o relacionar palabras con sus categorías gramaticales, etc.
También puedes organizar clases “tradicionales” que les permitan sentarse en exterior y hacer otro tipo de apuntes o de participaciones, dibujar, grabar un video, contar una historia con el cuerpo, todas esas actividades les ayudarán a fortalecer habilidades que no necesariamente vendrán en el examen pero les ayudarán a obtener mejores calificaciones.
El simple hecho de caminar puede mejorar el ambiente en clase y hacerle un espacio a este tipo de ejercicios nos puede beneficiar en aspectos como la concentración, la autorregulación y la educación socio emocional. Aunque tu materia no sea Educación Física una breve activación puede ayudar mucho