El aprendizaje es un proceso complejo, requiere de múltiples procedimientos y conlleva muchas fases, aunque en la escuela tenemos claros ciertos pasos para transmitir conocimiento, como el impartir clase, resolver tareas, hacer ejercicios, hay algunos momentos de estas actividades que para los alumnos pueden resultar enigmáticas, porque en pocos casos se les ha enseñado previamente cómo deben estudiar o qué implica este concepto, por ello es que compartir con ellos estrategias claras de estudio, que les sirvan de manera práctica para sus tareas cotidianas es tan necesario.
Una de estas estrategias es la realización de sus propios materiales de estudio, entre los que pueden estar los mapas conceptuales. Esta es una herramienta visual que organiza y representa información jerarquizada y muestra las relaciones entre conceptos clave, perfecta para el aprendizaje, ya que promueve la comprensión, el pensamiento crítico y la retención de información.
¿Cómo incluirlos en el aula y cómo ayudar a los alumnos a crear los suyos?
Organizar información
Los mapas conceptuales consisten en crear, por medio de una combinación de texto y visuales, un esquema que nos ayude a jerarquizar información, normalmente en la parte superior se colocan los conceptos más generales y poco a poco, por medio de líneas y flechas, se describen conceptos más específicos mientras se señala la relación entre todos ellos.
Al obligarnos a organizar la información nos ayudan a reflexionar con detenimiento sobre el tema que se estudia, así como a identificar relaciones entre estos conceptos, por ello es ideal para fomentar el pensamiento crítico y aumentar la comprensión del tema. También son excelentes para favorecer el aprendizaje activo, pues son los propios estudiantes quienes construyen guías que les servirán en el momento y en el futuro.
¿Cómo implementarlo en el aula?
Muestra ejemplos sencillos que les ayuden a clarificar el proceso de creación de un mapa conceptual, comienza con temas que dominen sin dificultad, con temas básicos como las estaciones año, esto servirá para ejemplificar cuál es el propósito y el proceso de creación.
Para practicar puedes pedirle a tus estudiantes que hagan mapas conceptuales de temas que ellos conozcan y que quieran mostrar a sus compañeros, como sus videojuegos favoritos, deportes o pasatiempos, así podrán practicar la estructura básica y dominar la herramienta.
En clase puedes ponerlo en práctica al avanzar en los temas que se desarrollan en la sesión, incluso puede ser una actividad de cierre para el final del día en el que juntos conformen un mapa conceptual de lo aprendido, poco a poco, gracias a la práctica, será más sencillo para ellos utlizarlos en su vida cotidiana. También puedes aprovechar herramientas tecnológicas para crear mapas fuera del salón de clase, un documento en conjunto en el que colaboren todos los alumnos o alguna aplicación que les ayude con elementos visuales pueden ser grandes opciones.
Retroalimentación
Aunque parezca algo muy simple, para algunos alumnos crear mapas conceptuales puede implicar un proceso difícil, pues no se trata solamente de anotar información, sino de identificar las jerarquías y dividir los conceptos en diferentes partes, por ello es que estar atentos a sus cuadros y darles retroalimentación al respecto es fundamental para el éxito de la estrategia. Poco a poco se convertirán en expertos.
Los mapas conceptuales son herramientas poderosas para organizar y profundizar el aprendizaje. Con práctica y orientación, esta técnica puede convertirse en una aliada clave para mejorar los resultados académicos y fomentar un aprendizaje significativo. ¿Qué otras estrategias de estudio pondrías en práctica?