Muchos adultos no están muy de acuerdo en que los alumnos utilicen las redes sociales ni que tengan libre acceso a dispositivos móviles, ya que están expuestos a la desinformación e incluso al cyberbullying, muchas dinámicas poco saludables se dan en estos espacios. A pesar de todo, es casi imposible que nuestros estudiantes estén a salvo de todo esto, pues el internet es la herramienta que se usa en el día a día sin importar la edad ni la ocupación.
Por ello, desde las aulas podemos trabajar en la prevención, el pensamiento crítico, la observación, las habilidades de lectura y comprensión, herramientas que les ayudarán a los alumnos a enfrentar los riesgos de la vida digital y aprovechar sus beneficios. Entre todo esto destaca la capacidad de distinguir las noticias o las publicaciones con información falsa.
¿Cómo ayudarles a identificarlas para evitar la desinformación o la difusión de posturas sin criterio?
Hablar del tema en clase
Es necesario que hablemos con los alumnos de lo que significa encontrar información en internet, saber que las fuentes no son siempre confiables ni bien intencionadas y aunque es necesario cuestionar lo que leemos y aprendemos, también es necesario distinguir entre hechos, opiniones y argumentos. Si bien requerimos estar abiertos a diferentes opiniones y formas de pensamiento, también es esencial desarrollar un criterio que nos permita distinguir y tomar decisiones propias.
Esto es importante para la clase no solamente en términos de la vida diaria, sino como parte de un aprendizaje académico que puede llegar a afectar su abordaje de temas de investigación, tareas, etc. Por ello es tan pertinente que dentro del salón de clases hagamos un espacio para hablar del tema.
Potenciar el pensamiento crítico en clase
Como docentes no tenemos el control sobre lo que los alumnos leen, escuchan o conocen en el uso diario de la tecnología o incluso en sus círculos sociales, por lo que no podemos evitar que lleguen a ellos noticias falsas, desinformadas o con base en posturas que tergiversan los hechos a conveniencia, pero sí podemos alimentar el criterio de los alumnos con habilidades básicas de observación, investigación y cuestionamiento.
Todos estamos expuestos a este tipo de artículos y publicaciones, muchas veces construidos de forma muy convincente y si no hemos trabajado en nuestro pensamiento crítico es más posible que de pronto creamos en argumentos falsos, en pruebas relativas y en visiones sesgadas. Los adolescentes, especialmente, son más receptivos y sensibles a toda esta desinformación, además de que son quienes más navegan por internet.
En nuestro salón de clases podemos comenzar por animarlos a buscar información sobre las noticias que leen diariamente, a consultar las fuentes citadas, a conocer el desarrollo de la noticia más allá de la nota que se presenta, así como a investigar a los autores de dichas publicaciones, las posturas que ostentan, las credenciales que los acreditan, el medio al que pertenecen y la opinión que han expresado de diferentes temas, todo esto nos dará una visión más completa de quién escribe, de qué se escribe y cuál es su particular interés en abordar el tema. Esto puede incluir los textos que usamos para la clase, pues el cuestionarnos lo que aprendemos es una de las habilidades que nos ayudan de hecho a profundizar nuestros conocimientos.
Vigilar las redes sociales
En internet es fácil compartir cualquier tipo de post que nos parece interesante, sin saber siquiera si la página que lo está publicando es reciente, muy antigua, si comparte información propia, si suele alimentarse opiniones de otras personas y mucho menos de quién es el autor detrás de todas sus publicaciones. Por ello podemos alimentar la curiosidad y el pensamiento crítico de los estudiantes con una lista de preguntas que necesitan hacerse antes de compartir y apoyar páginas, información o publicaciones.
-¿Quién escribe esto?
-¿Cuál es su postura ante diferentes hechos?
-¿Cuáles son los antecedentes de la página o de la persona que publica con respecto a otros temas?
-¿Qué tan confiable es la página que lo compartió primero?
-¿Cuáles son sus fuentes de información?
Además vale la pena analizar algunos casos de noticias falsas que sirvan como ejemplo de lo fácil que es fingir una fuente, crear conversaciones falsas de aplicaciones de mensajería, editar imágenes y videos, incluso crear audios en los que una persona parece estar expresando algo en específico que nunca dijo. Así los alumnos tendrán en mente todo esto antes de creer lo que ven en internet.
¿En tu clase ha ocurrido que los alumnos creen información falsa de alguna noticia o publicación? ¿Crees que desde el aula podemos ayudarlos a ser más críticos? ¡Comparte tu experiencia con nosotros!