Cualquier tipo de confrontación puede ser complicada de resolver, como docentes sabemos lo importante que es gestionar la resolución de conflicto en nuestras aulas, enseñar a los alumnos a transitar estas dificultades y buscar un ambiente constructivo para nuestras clases, sin embargo a veces como adultos no sabemos cómo abordar esas mismas situaciones o sentimos que nuestros enfrentamientos son mucho más complejos que lo que resolvemos en el salón de clases.
Para poder realizar nuestro trabajo es necesario encontrarnos en un entorno seguro, amistoso, en el que podamos abordar nuestras dificultades y encontrar soluciones para trabajar en equipo, por lo que tener a la mano las herramientas necesarias para lograrlo puede ser muy importante.
¿Cuál es la mejor manera de resolver conflictos en nuestro centro de trabajo?
Afrontar el diálogo
Para muchas personas cualquier tipo de confrontación implica también ansiedad, no resulta sencillo cuando sabemos que se avecina una conversación incómoda, afrontar el momento, y en ocasiones dejarlo pasar nos parece más fácil y menos estresante. Sin embargo esta solución no es tal, en realidad tiende a hacer más complejos los problemas, las emociones asociadas a estos se guardan, los conflictos se acumulan, muchas veces caemos en malas interpretaciones, pues las verdaderas intenciones detrás de acciones o palabras quedan inconclusas, y puede llegar a afectarnos de manera personal, pues aunque parezca que es mejor evitar un conflicto, resulta más algo que se alarga y nos persigue.
La mejor estrategia es abordar el diálogo con las personas implicadas en cualquier tipo de conflicto laboral, esto no es lo mismo que discutir o pelear, se trata de escuchar y expresar nuestra perspectiva del cualquier asunto, y buscar que la situación sea la más adecuada posible es importante.
No dejes que tus emociones hablen por ti
Cuando enfrentamos alguna discusión en cualquier contexto es normal que nuestras emociones sean intensas, la primera reacción siempre será más visceral que razonada y es normal sentir enojo, frustración, tristeza o cualquier otra emoción, éstas son verdaderas y válidas en cualquier contexto, pero no siempre son el mejor vehículo para resolver un conflicto, pues muchas veces nos orillan a percibir las cosas de manera particular, a decir cosas que no pensamos realmente y a actuar de manera diferente a lo que haríamos una vez atravesada la emoción.
Es importante gestionar nuestras emociones, aprender a expresar lo que una persona nos ha hecho sentir no quiere decir hacerlo mientras estamos atravesando dicha emoción, y tampoco quiere decir que tenemos que bloquear lo que sentimos. Tomarnos un tiempo para dejar que las primeras reacciones pasen es totalmente válido y muy útil, una vez que vuelvas a la cama verás la situación de otra manera y te ayudará a encontrar rutas de solución en lugar de solo pensar en el enfrentamiento.
Escucha activamente
Cuando hemos tenido una discusión con alguien o ha ocurrido algo que nos hace sentir incómodos es normal darle prioridad a nuestras sensaciones al respecto, pero nunca debemos olvidar que la perspectiva que tenemos es solamente la nuestra. Esto no significa que debamos justificar o dejar pasar actitudes o acciones que afectan al centro de trabajo o a nosotros mismos, pero si se trata de aprender a escuchar al otro, de crear espacios seguros donde podamos establecer un intercambio constructivo y seguro.
Esto puede resultar muy difícil, porque no todos tenemos la facultad de observar el hecho de que todos tenemos perspectivas distintas, pero ser abiertos y tratar de comunicar nuestra disposición para dialogar con los demás es importante, nos abrirá una oportunidad de intercambio. Ten la mente abierta, escucha a los demás y comparte también tus perspectivas.
Busca soluciones
Al entablar una discusión sobre cualquier tipo de problema, algo que no debes perder de vista es la búsqueda de soluciones para que esto no ocurra nuevamente. Establecer acuerdos o tratar de resolver cualquier consecuencia que se haya generado de este conflicto es importante, de lo contrario el problema podría repetirse y el diálogo en sí mismo perdería sentido. Tomar nota de estos acuerdos y crear un plan para lograrlos puede ser también una gran estrategia, de lo contrario es posible que se repitan ciertas conductas o que no se logre cumplir con lo establecido.
El conflicto en el lugar de trabajo puede ser un tema difícil, nunca está de más pedir apoyo de las autoridades competentes y tratar de generar ambientes seguros en los que resolver las situaciones sea más fácil y menos estresante, pero abordarlos y buscar resolverlos es esencial para una sana convivencia, solo así podremos llevar a cabo nuestro trabajo de la mejor manera posible.