Ser docente es una labor que implica mucho más que estar al frente del aula, requiere de una cuidadosa planificación, calificar tareas, preparar materiales, evaluaciones, registros e incluso cumplir con tareas administrativas. Todo esto puede resultar abrumador, por ello encontrar estrategia para gestionar adecuadamente nuestro tiempo sin dejar fuera tareas esenciales es tan importante como resolver nuestros pendientes, de lo contrario no podremos organizar nuestras labores profesionales y nuestra vida personal estará en riesgo, lo cual afectará a nuestras familias y seres queridos.
Priorizar tareas
El primer paso para manejar mejor nuestro tiempo es aprender a priorizar tareas. Aunque es normal que todo nos parezca urgente e importante, es común que al no organizar nuestras pendientes estos se tornen mucho más complejos, numerosos y urgentes de lo que en realidad son. Comienza por enlistar todo lo que debes o necesitas resolver, en un primer momento no es necesario tener un orden específico, se trata de identificar las tareas en su totalidad. Más adelante puedes organizarlas de acuerdo a tu propio criterio, un formato útil es la Matriz de Eisenhower, que divide las tareas en cuatro cuadrantes:
Urgentes e importantes, que requieren atención inmediata
Importantes pero no urgentes, para las cuales podemos planear
Urgentes pero no importantes
Ni urgentes, ni importantes
Con esto en mente, podrás enfocarte en completar primero las tareas urgentes e importantes y asigna tiempo a las importantes pero no urgentes para evitar que se conviertan en urgentes.
Planifica tu día
Dedicar unos minutos al final de cada jornada para planificar el día siguiente puede hacer una gran diferencia. Utiliza una agenda física o digital para anotar tus pendientes y bloques de tiempo específicos para trabajar en ellos. Programar tus actividades te ayudará a visualizar tu carga de trabajo y a mantenerte enfocado.
Establece horarios
Organizar tu tiempo también implica ser consciente de cuándo eres más productivo. Si tu nivel de energía es más alto por la mañana, trata de usar esas horas para tareas que requieren mayor concentración, como la planificación de clases o la corrección de exámenes. Establece horarios fijos para tareas rutinarias como responder correos o atender reuniones, así además podrás establecer límites con respecto a tus horas laborales y el tiempo que dedicas a resolver pendientes.
Divide las tareas
Afrontar tareas grandes puede ser intimidante, muchas veces le damos muchas vueltas a solucionar pendientes que parecen mucho más complejos que otros. La solución es simple, divide estas tareas en tareas más pequeñas y manejables. Por ejemplo, si debes preparar una presentación extensa, puedes dividirla en investigación, creación de diapositivas y revisión. Completar estos pequeños pasos te ayudará a progresar sin sentirte abrumado.
Aprende a decir "no"
Aceptar más compromisos de los que puedes manejar es un camino seguro hacia el agotamiento. Aprender a decir "no" a tareas adicionales no esenciales y que pueden llegar a sobrecargar tu agenda es una buena forma de autocuidado. Esto, sin embargo, puede ser más complicado de lo que parece, pues para un docente es difícil sentir que hay tareas que no se resuelven. Recuerda que al proteger tu tiempo, puedes hacer un mejor trabajo en tus responsabilidades actuales.
No olvides descansar
El descanso es esencial para una buena gestión del tiempo. La productividad disminuye cuando estás agotado, por lo que es vital incluir momentos de descanso en tu día. Pausas cortas durante el trabajo y un tiempo para desconectarte al finalizar la jornada son claves para mantener un buen estado mental.
Organizar mejor tu tiempo como docente requiere práctica y autoconocimiento,es un proceso que puede resultar abrumador, pero los beneficios valen la pena: menos estrés, mayor productividad y una mejor calidad de vida. ¿Cuáles han sido tus estrategias para manejar tu tiempo? ¿Crees que necesitas un poco más de organización? ¡Comparte tus ideas y experiencias con nosotros!