Las funciones ejecutivas son habilidades de nuestro cerebro que nos ayudan a organizar tareas, a iniciar nuestras actividades, así como a terminarlas, nuestra capacidad de perseverar hasta completar una tarea, la concentración necesaria y el enfocarnos en ello, todo depende de las funciones ejecutivas. Conforme vamos creciendo estas funciones se fortalecen en nuestro cerebro, aprendemos a regularnos, ganamos herramientas y otras habilidades que poco a poco hacen que nuestras funciones ejecutivas sean más capaces, sin embargo para algunas personas éstas no llegan a desarrollarse al mismo tiempo que sus pares, lo cual puede traer problemas tanto en el salón de clases como para realizar otras actividades.
Esto en ocasiones puede percibirse como un problema de conducta, como si el alumno en cuestión se rehusara a trabajar a la par del resto de la clase o como un desafío hacia los maestros o la autoridad, sin embargo se trata más de un cerebro que funciona diferente al del común denominador en otros niños y que por lo tanto necesita otras estrategias para aprender.
Es importante señalar que una dificultad en la función ejecutiva no está relacionada con una cuestión de inteligencia ni de un deseo de ir en contra del docente, se trata de un tema neurológico que suele afectar a personas con autismo o TDAH, aunque es posible que otros alumnos también enfrenten dificultades con sus funciones ejecutivas en diferentes niveles y áreas.
¿Cómo podemos ayudar a estos estudiantes?
Identificar a los alumnos que tienen dificultades con estas funciones puede ser el primer paso, pues algunas de las conductas relacionadas a una dificultad con este tema pueden parecer temas de disciplina o rebeldía, pero cuando alguien tiene dificultades con este tema no elige ser desafiante o disruptivo, sencillamente existen ciertas partes del manual de procedimientos que se desconocen.
¿Cómo se ve esto?
Un alumno que siempre entrega sus tareas tarde, que parece no haber leído o escuchado las instrucciones, que se levanta de su asiento constantemente o que a la mitad del proceso de cualquier actividad decide abandonarlo podría presentar problemas de funciones ejecutivas. Hablar con los alumnos sobre su experiencia y las razones por las que dejan sus tareas o actividades incompletas, por qué no las inician o qué sienten cuando deciden levantarse de sus lugares puede ser un buen inicio. Ellos quizá no puedan expresar que se trata un problema específico, pero sus respuestas nos pueden indicar en dónde está la situación y cómo podemos atenderla.
Mantener la rutina
Una rutina clara y bien estructurada ayudará a cualquier alumno a reconocer mejor cuáles son los pasos a seguir para resolver sus actividades cotidianas, hará las transiciones más sencillas y evitará la ansiedad de enfrentar una nueva tarea sin saber cómo abordarla. Procura tener claro cuáles son los pasos en el día a día y haz que tus alumnos se sientan cómodos en una rutina constante y bien estructurada.
Instrucciones claras
Si un estudiante tiene dificultades para iniciar una tarea puedes intentar con instrucciones más cortas y más concretas, pedirle que para iniciar un ejercicio primero tome su lápiz y escriba su nombre puede ser una manera de ayudar al estudiante a reconocer mejor el proceso que debe realizar y ajustarse a las necesidades de dicha tarea.
En todo momento, romper las instrucciones en pasos más pequeños puede ser necesario, simplemente para guiar al cerebro de todos los alumnos en los procesos que se esperan de ellos y sobre todo cómo abordar dichas tareas.
Herramientas de regulación
Concentrarse y mantenerse quietos puede ser muy difícil para alumnos con dificultades con las funciones ejecutivas, es posible que su cerebro requiera cierto tipo de información e impulsos sensoriales para mantenerse activo y concentrado, pero esto se ve muy diferente a la concentración que esperamos de otros alumnos, quienes normalmente prefieren el silencio y la quietud. Por el contrario, para otros resulta necesario estar en movimiento, estímulos constantes que le ayuden al cerebro a tener toda la información necesaria para realizar la tarea que tienen enfrente.
Para estos estudiantes poder estar de pie, moverse con cierta regularidad o tener a la mano algún tipo de herramienta como un juguete de estimulación sensorial puede significar un gran cambio. Aunque pueden resultar distractores para algunos, un alumno que requiere de estas herramientas se verá beneficiado al momento de enfrentar tareas en el aula.
¿Has notado en algunos estudiantes señales que te indiquen un problema en las funciones ejecutivas? ¿Cómo ayudas a tus alumnos a superar los obstáculos y concentrarse en el aula? ¡Comparte con nosotros estas ideas!