En la escuela, el gran foco de padres y alumnos suelen ser las calificaciones, las cuales muchas veces son el resultado de exámenes que se presentan cada cierto tiempo y en su mayoría miden la memorización de datos e información, así como la entrega de tareas y trabajos, sin embargo, el verdadero propósito de la educación no es el número de la boleta, sino el aprendizaje, el cual no siempre se aprecia en estos procesos de calificación y que muchos alumnos no pueden observar de forma objetiva, ya que todo está sesgado por el número de la boleta.
El aprendizaje tiene muchas aristas, no es solamente la capacidad de resolver un examen, sino el aplicar el conocimiento a situaciones específicas, combinar nuestros saberes en diferentes contextos y el desarrollar habilidades conforme aprendemos, útiles para la escuela y para la vida. Una buena forma de profundizar todo esto es a través de ejercicios de autoevaluación, que están relacionados con el pensamiento crítico y las habilidades cognitivas.
¿Qué es la autoevaluación?
La autoevaluación no solamente se trata de identificar cuál es el rendimiento en el salón de clases o en algún ejercicio específico, se trata de lograr que el alumno reflexione sobre el aprendizaje que ha obtenido, el proceso que ha seguido para llegar a él, así como las dificultades que ha tenido, ayudándolo a crear estrategias para superar los obstáculos posteriormente. El beneficio de la autoevaluación no está en que el alumno se dé a sí mismo mejores calificaciones, ni en ahorrar tiempo al docente, sino en lograr un conocimiento más crítico y una autonomía esencial para los maestros.
No se trata de que los alumnos califiquen sus propias tareas o exámenes con base en el criterio de la respuesta correcta o incorrecta, sino que aprendan a observar otras áreas de su desempeño, como el uso de la información, la persistencia, la responsabilidad y calidad de su propio esfuerzo, pero no desde un punto de vista subjetivo, sino con el propósito de lograr una verdadera visión objetiva que sirva de guía para ellos.
La autonomía
Que los alumnos sean capaces de estudiar por su cuenta, de identificar sus habilidades y procesos para la educación y poner en práctica herramientas que les permitan profundizar sus saberes es cada vez más importante en el mundo actual. En este contexto los docentes se convierten en los guías del salón de clases, más allá de los poseedores de la información, nosotros podemos transmitir a los alumnos estrategias, autoconocimiento y autonomía para su proceso educativo.
Una parte esencial de la autonomía en la escuela es que los estudiantes se conozcan mejor a sí mismos, que identifiquen cuáles son sus fortalezas, sus retos y las estrategias que pueden servir para mejorar en todos los ámbitos, así como un sentido crítico de su rendimiento.
Crear guías para la autoevaluación
El que los alumnos tengan un proceso de autoevaluación no puede darse sin la guía apropiada, requieren formar un criterio para cada proceso, para vislumbrar las características que necesitan observar en ellos mismos, en los resultados que obtuvieron, en las características que debía tener ese proceso, así como las actividades o acciones que idealmente siguieron para llegar al resultado.
En el caso de la autoevaluación la comparación debe ser con ellos mismos, con los resultados que esperaban obtener, lo que obtuvieron y lo que podrían obtener en el futuro. Es necesario que nosotros como docentes les hagamos saber esos criterios, la estructura de dicha evaluación, así como los procesos que deben llevar a cabo, por ejemplo, la observación, la comparación de resultados, el superar la subjetividad.
¿Crees que esta herramienta puede ser un proceso que podría ser útil para tus estudiantes? ¿En tu clase has puesto en práctica este tipo de estrategias? ¡Comparte con nosotros tus ideas!