En el ámbito educativo, la mentalidad de crecimiento puede aportar grandes beneficios para el desarrollo de los estudiantes. Este concepto, desarrollado por la psicóloga Carol Dweck de la Universidad de Standford, se refiere a la creencia de que las habilidades y la inteligencia pueden desarrollarse con esfuerzo, estrategias adecuadas y perseverancia. A diferencia de una mentalidad fija, donde se cree que las capacidades son innatas e inmutables, una mentalidad de crecimiento empodera a los niños a enfrentar desafíos, aprender de los errores y esforzarse por mejorar.
Como docentes, tenemos la oportunidad de incentivar esta mentalidad en nuestros estudiantes para ayudarlos a potenciar sus habilidades y superar las frustraciones desde nuestras aulas, algo que no solo les ayudará en su desempeño académico, también a lo largo de su vida.
El cerebro cambia
Es importante hacerle ver a los niños que su cerebro es como un músculo: cuanto más lo ejercitan, más fuerte se vuelve. Utiliza analogías simples y actividades interactivas para explicar cómo las neuronas se conectan y fortalecen con el aprendizaje, mostrarles el cambio que ocurre conforme crecen y se desarrollan puede ayudar mucho a desarrollar este concepto. Puedes utilizar incluso imágenes del cerebro en las que les muestres las partes que se iluminan en escaneos diversos al ejercer ciertas habilidades como el habla o la lectura. No es necesario llenarlos de información médica, sino hacer visible la naturaleza cambiante de nuestro cerebro y sus conexiones.
Celebra el esfuerzo, no solo el resultado
En la escuela es común darle un lugar protagónico a los éxitos como las calificaciones, las cuales no siempre reflejan el avance de los alumnos en sus procesos personales y llegan a causar frustración, especialmente en quienes enfrentan dificultades para seguir el mismo ritmo de sus compañeros. En lugar de enfocarnos únicamente en esos resultados, es importante reconocer y valorar el esfuerzo que ponen los alumnos a lo largo de todo el proceso. Frases como "Veo que te esforzaste mucho en resolver este problema" o "Tu dedicación está dando resultados" refuerzan la idea de que el trabajo constante es clave para el éxito y nos ayudan a destacar cada fase de su proceso.
Los errores son parte del aprendizaje
Transmitirles a los estudiantes que los errores son oportunidades de aprendizaje, no fracasos, es fundamental. Crea un ambiente en el que los estudiantes se sientan seguros al cometer errores y discutirlos abiertamente, puedes compartir ejemplos de personas famosas que fracasaron antes de triunfar y aproximarte a sus errores de forma que no se avergüencen de ellos, sino que los analicen y los observen. Reconocer nuestras propias equivocaciones también es muy importante para sentar un ejemplo.
¿Qué lenguaje utilizamos?
El lenguaje que empleamos en el aula tiene un impacto profundo en cómo los estudiantes perciben sus capacidades. Es muy importante evitar etiquetas que hagan sentir a los niños que sus características son dadas y no desarrolladas, decirles que son muy inteligentes o talentosos tiende a crear una mentalidad fija. En cambio podemos utilizar frases que les hagan ver su progreso, como señalar lo mucho que han mejorado gracias a la práctica o incentivar la reflexión para aproximarse a sus errores.
Desafíos y perseverancia
Incorpora actividades que requieran esfuerzo y persistencia, como proyectos de investigación, problemas matemáticos complejos o actividades de resolución de problemas en equipo. Asegúrate de que los estudiantes entiendan que la dificultad es parte del proceso y que no se espera que lo resuelvan todo de inmediato, sino que lleguen a la solución por medio de la reflexión, el ensayo y el error y el trabajo en equipo.
Retroalimentación y reflexión
Es importante ayudar a los alumnos a trazar estrategias para el fortalecimiento de sus habilidades, por lo que la retroalimentación y la reflexión crítica son fundamentales. Al darles retroalimentación debemos ser específicos, orientarla hacia el proceso y a la solución. También es necesario que los estudiantes se pregunten cómo van y qué podrían hacer diferente cada vez, fomenta preguntas en las que descubran qué aprendieron, cómo lo hicieron, que podrían cambiar y cuáles fueron los resultados.
Transmitir una mentalidad de crecimiento puede ayudar a los estudiantes a mejorar su rendimiento y a desarrollar habilidades para enfrentar los desafíos del futuro, como docentes podemos implementar estrategias que fortalezcan su autoestima, su tolerancia a la frustración y su visión del mundo. ¿Cómo motivas a tus estudiantes a alcanzar sus objetivos? ¡Comparte con nosotros!