El otoño trae consigo una de las festividades más divertidas y más importantes de la cultura mexicana, el Día de Muertos, el cual además convive con otras tradiciones que poco a poco se han instalado también en nuestras comunidades, lo que hace de octubre y noviembre una temporada de muchos disfraces, de ofrendas, de historias y de compartir con otros. Así mismo, estos meses suelen despertar en los estudiantes cierto interés por compartir historias de fantasmas, de monstruos o de diferentes temáticas relacionadas con el terror.
Es curioso que los más jóvenes, que normalmente buscan seguridad en su entorno, también llegan a expresar fascinación al sentirse asustados a través de historias, películas, disfraces, casas de terror u otras experiencias que para los adultos pueden resultar extrañas al observarse en la audiencia más joven.
¿Por qué los niños y jóvenes tienen este interés?
Como adultos quizá incluso lleguemos a preguntarnos si está bien profundizar junto con ellos en estos intereses o si deberíamos limitar su acceso a historias de este tipo, en algunos casos resulta tal vez incómodo o puede despertar preocupación la fascinación de los más pequeños por las historias de terror o el miedo. Es verdad que no todos los niños van a sentir este tipo de interés, pero es algo relativamente común, y hay una parte muy natural en el desarrollo que se relaciona con el descubrimiento del mundo que encuentra cierto desahogo en la exploración de esta emoción en un entorno más controlado, como es la ficción.
Cuando exploramos emociones tan intensas como el miedo en un espacio seguro, el hogar y la escuela, con pleno conocimiento de que las historias que escuchamos son ficticias, que las películas que vemos son algo que no ocurre en nuestro mundo personal, sino en un universo distinto, lejano, nos ayuda a reconocer con mayor claridad lo que implica este sentimiento, cómo actuamos ante las cosas que no tenemos control, cómo actúan los personajes de las historias ante situaciones tan complejas, e incluso, en ocasiones, nos ayuda a darle forma a situaciones que no podemos explicar, como el temor a la oscuridad.
También es posible que los alumnos analicen las acciones de los personajes de las historias o las características de los monstruos o villanos para reafirmar sus propias capacidades, buscar antídotos o métodos para “vencer” a estas entidades o criticar la actuación de los héroes les hace sentir capaces de enfrentar sus retos.
El terror, como experiencia estética, le ayuda a los niños a explorar sus límites y a reconocer el mundo a su alrededor, comprenden a través de la ficción que el mundo no es siempre agradable, pero en un espacio seguro e incluso divertido. Cuando se acompaña del humor, por ejemplo, al disfrazarse de algo que en realidad debería dar miedo, aprenden a lidiar con esas dificultades a su manera.
A mi no me gusta
Esto no significa que todos los niños deban ser expuestos a historias o películas de miedo, es posible que para algunos resulte mucho más estresante que divertido, incluso pueden tener pesadillas o experimentar miedo en el mundo real. Es importante siempre respetar los límites de cada niño o adolescente, muchos sentirán cierto deseo por ver o escuchar más historias de fantasmas pero hasta cierto punto, mientras que algunos otros desearán ir un poco más lejos. Si bien muchas actividades se llevan a cabo en grupo, es importante mostrar a todos que respetar el momento en que algunos desean detenerse, evitar ciertas experiencias o simplemente no participar es importante, sin que esto implique ninguna clase de burla o de acoso.
Emociones naturales
El miedo, al igual que todas las emociones, es totalmente natural, es necesario e importante, nos ayuda a estar alertas ante peligros reales, a establecer límites para nuestro bienestar, emocional y físico, así como a descubrir el mundo con prudencia. También puede llegar a ser un obstáculo en nuestro desarrollo, por lo que conocernos mejor, aprender a enfrentar nuestros temores, descubrir la mejor manera de explorarlos, desafiarlos y reconocer cuáles son los límites de la osadía es muy importante. Una experiencia de temor controlado, que se relaciona con la emoción del autodescubrimiento, de sorprendernos al superar nuestros propios límites, de sentir admiración por nuestra valentía y continuar, poco a poco, en el proceso de aprender el mundo.
Esta temporada puede ser la oportunidad perfecta para descubrir a qué le tenemos miedo, enfrentar esos pequeños sustos y permitirnos superar ciertos límites, todo en un entorno seguro. ¿Tienes alumnos que disfrutan del terror? ¡Comparte con nosotros tus experiencias!