Como docentes tenemos muchas estrategias para ayudar a los alumnos a encontrar y conectar con sus motivaciones personales en su proceso de aprendizaje, buscamos que el aula sea un espacio en el que encuentren la emoción que necesitan para llevar a cabo sus actividades y comprometerse con el estudio, pero a veces olvidamos que como adultos también necesitamos poner atención a nuestros propios procesos y que la motivación es un elemento muy importante para el día a día, ya sea para el trabajo o para esas actividades personales que llenan nuestra vida.
A veces, aun cuando sabemos cuales son nuestras metas y las razones por las que realizamos cualquier actividad, perdemos la motivación intrínseca, esa que nos mueve desde dentro y nos ayuda a superar obstáculos. Encontrar las razones detrás de esa sensación y buscar las estrategias que nos ayuden a superarlas es muy importante para nuestro bienestar, así como para lograr nuestros objetivos.
¿Por qué perdemos la motivación? ¿Qué mecanismos podemos utilizar para evitar que esto suceda y sobre todo que esto se convierta en un obstáculo para nuestras actividades cotidianas?
Un cambio necesario
A veces este cambio se debe a un crecimiento personal, cuando cambiamos nosotros también cambian nuestras metas, nuestra visión de la vida, así como las satisfacciones que buscamos y quizá en ese momento el lugar en el que estamos se vuelve insuficiente, no porque sea malo en sí mismo, sino porque necesitamos movernos, ir hacia otro lado y evaluar nuestras opciones. Si te encuentras en un momento en el que no encuentras motivaciones en el mismo lugar en el que antes las encontrabas tal vez no sea un problema, sino una señal de buscar nuevos horizontes, nuevas oportunidades.
Tampoco se trata de abandonarlo todo, pero puedes encontrar y construir nuevas metas que te ayuden a mantenerte motivado en tus actividades cotidianas, pues sabrás que estas te llevarán a nuevos sitios muy pronto.
Descansa
Cuando llevamos un ritmo de vida demasiado agitado descansar se hace difícil, queremos aprovechar el tiempo para resolver todos los pendientes que tenemos y esto nos hace sentir que cualquier descanso es tiempo perdido, otras veces simplemente no encontramos dónde está ese tiempo que podamos destinar a un buen descanso. Con el tiempo esto implica un desgaste continuo del que no podemos reponernos y poco a poco afectará nuestra salud, tanto física como mental.
A veces la desmotivación no es otra cosa que un constante cansancio del que no podemos deshacernos, no porque no seamos capaces, más bien porque mente y cuerpo están demasiado agotados. Es importante monitorear nuestro estado de salud en todo momento y si empezamos a sentir apatía por las cosas que normalmente nos dan felicidad y emoción quizá sea necesario darnos un descanso, priorizar nuestro bienestar.
Creer en nosotros mismos
Cuando damos por hecho que algo no se logrará inconscientemente nos esforzamos mucho menos y hacemos de las tareas relacionadas con eso una dificultad. Es importante escucharnos y observar cuál es nuestra perspectiva ante los retos que vivimos, notar cuando algo nos hace sentir inseguros y la manera en que nos hablamos para enfrentar ese desafío.
Cuando no tenemos la seguridad en nosotros mismos, no nos creemos capaces de atender cierta situación o sentimos que las tareas son demasiado complicadas para nosotros lo más probable es que perdamos la motivación para resolverlas. Es importante evaluar las razones por las que tenemos esa inseguridad y buscar solucionar cualquier dificultad que tengamos enfrente, así como expresar cómo nos sentimos, compartir esa carga con nuestros seres queridos.
¿Cómo y en dónde encuentras tus motivaciones? ¿Qué haces cuando necesitas un impulso extra? ¡Comparte con nosotros tus ideas y consejos!