Ser docente no es nada fácil, tener a nuestro cargo a un grupo de niños o adolescentes mientras les ayudamos a aprender Matemáticas, Literatura, Ciencias o cualquier otra asignatura requiere de cumplir múltiples tareas casi al mismo tiempo, hacer nuestras planeaciones, evaluar, crear materiales para la clase, recordar detalles de lo visto en clase y si además tenemos varios grupos en un solo día es fácil darse cuenta que una sobrecarga de información es normal.
Una parte importante del aula es la manera en que nos comunicamos con nuestros alumnos y aunque hay mucho que podemos hacer para mejorar este aspecto, iniciar por los factores más básicos puede hacer una gran diferencia. Aprendernos el nombre de los alumnos es una forma sencilla de mostrarles que nos importan, que cada uno de ellos es más para nosotros que una calificación y que forman parte de una comunidad en la que se les toma en cuenta. Claro que aunque esto parezca simple, puede ser un gran reto, un docente no le enseña solo a unos cuantos estudiantes y lograr aprenderse el nombre de todos los alumnos en poco tiempo es bastante más difícil de lo que parece.
¿Qué estrategias podemos implementar para lograr esta meta con mayor facilidad?
Llámalos por su nombre
Puede parecer una observación obvia, pero es normal que en un salón de clases donde tenemos interacciones repetidas con los estudiantes nos olvidemos de su nombre incluso si estamos hablando con ellos. Una forma sencilla de practicar los nombres de cada alumno es tratar de utilizarlos tanto como podamos, al menos durante los primeros días, cuando comenzamos a familiarizarnos con alumnos nuevos.
Quizá al inicio suene un poco forzado y extraño, tanto para ti como para los propios alumnos, pero incluso puedes comunicarles la razón detrás de este ejercicio, lo cual les hará ver que incluso sus docentes deben estudiar de vez en cuando.
Implementa nuevas estrategias
Si en el aula no tenemos suficientes oportunidades de repetir los nombres de cada estudiante quizá es momento de aplicar nuevas estrategias que nos permitan estar en contacto con este dato. Jugar con los alumnos o crear actividades para el día a día en el que ellos tengan que repetir sus nombres o los nombres de sus compañeros es una excelente manera de crear oportunidades para estudiar incluso mientras trabajamos.
Crear juegos o dinámicas de equipo en donde parte de las reglas sea que los alumnos se presenten antes de emitir su participación o en los que deban hablarle a sus compañeros por nombre antes de iniciar la interacción es una buena opción. Esta estrategia te permitirá escucharlos e incluso estar al tanto de pronunciaciones que a veces representan un reto cuando leemos la lista.
Crea un mapa del aula
Si en tu salón los alumnos deben sentarse de alguna manera organizada especialmente para la clase será fácil hacer un mapa del aula en el que coloques los nombres de tus estudiantes de acuerdo a su ubicación. Esto puede ser un ejercicio mental en el que relaciones el espacio con los nombres o un ejercicio literal, en el que hagas un mapa real en tu casa donde puedas observar los nombres cada vez que pases cerca del tablero, poco a poco te podrás familiarizar con la ubicación de los alumnos y sus nombres.
Si en tu aula se sientan de manera aleatoria, este ejercicio puede ser más difícil, pero no olvidemos que la mayoría de los estudiantes elegirá el mismo asiento a lo largo del ciclo escolar, así que es probable que te ofrezca oportunidades similares.
Practica y estudia
Los docentes tienen muchas tareas pendientes, es verdad que es un trabajo que no termina nunca y por lo tanto, agregar nuevas tareas para nuestras tardes después de clases puede resultar agotador, sin embargo este ejercicio es importante, aprendernos los nombres de los alumnos puede hacer la diferencia al momento de comunicarnos con ellos y crear un sentimiento de comunidad en el aula, por ello es que poner esfuerzo en este aspecto rendirá muy buenos frutos y quizá incluso nos ahorre algunas dificultades. Tómate el tiempo de estudiar los nombres de los estudiantes, utiliza la técnica que tú prefieras.
Está bien si hay nombres que te cuestan más trabajo, lo importante es hacer el esfuerzo para lograr una buena comunicación con los alumnos.