Conforme el verano se acerca, las aulas se vuelven más dispersas, muchos alumnos ya tienen la mente puesta en vacaciones y los docentes nos apresuramos para lograr cerrar los temarios o por trabajar para las evaluaciones de fin de cursos, Mientras toda esta emoción se acumula, las vacaciones suelen ser un territorio desconocido en las que los alumnos se dedican a otras cosas que son tan importantes como la escuela, pero que en ocasiones dejan de lado el progreso académico que hemos logrado, por lo que en un par de meses, cuando los niños llegan a una nueva etapa escolar los docentes solemos tener problemas para hacerles recordar los temas vistos o incluso verlos sufrir para recuperar su ritmo de lectura o de resolución de problemas en matemáticas.
La idea de que durante el verano ocurre un retroceso académico debido a que los estudiantes dejan la escuela es una situación poco explorada, por lo que para algunos resulta un mito mientras que para otros es una realidad, nosotros como docentes sabemos perfectamente que si bien puede que no se olviden por completo de algunas cosas, si es difícil retomar el ritmo al inicio de un ciclo escolar y muchas veces comenzamos a dar clases a las caritas de extrañeza en nuestros alumnos.
Esto puede dirigirnos a la idea de que dejar tarea para vacaciones es una buena idea, pues podría ser el método perfecto para motivar a los alumnos a repasar sus apuntes y mantener la cabeza en la escuela, por lo menos una parte, pero se ha visto que el efecto de la tarea de vacaciones es limitado. La mayoría de los alumnos no volverán a ella hasta el final de vacaciones, lo cual provocará estrés por no terminar a tiempo, y para muchos será un pendiente que incluso podría evitar que disfruten de otras actividades al sentir culpa.
Lo ideal en estos casos es formar equipo con los padres de familia para intentar que el aprendizaje no solo no se detenga, sino que lleve una estructura, que sea dirigido y que les ayude a los niños y adolescentes a retomar con mayor soltura sus clases al inicio de cursos, por lo que conversar con las familias de los alumnos es un gran punto de partida.
¿Cómo pueden apoyar los padres?
No todos los padres tienen la posibilidad ni el tiempo para dedicar algunas horas a vigilar que los niños estudien un poco, aunque este sería un escenario ideal, siempre que se acompañe de empatía a los niños que desean jugar o descansar, así como dinámicas que no les hagan sentir la restricción del colegio. Aunque las familias no cuenten con los conocimientos o las condiciones para fomentar el estudio en casa no implica que no tengan las herramientas para ayudarlos a reforzar lo aprendido a través de sus ocupaciones diarias.
Nuevas experiencias
Durante las vacaciones se da la oportunidad perfecta para que los niños descubran nuevas emociones y exploren algunos intereses, lo cual los pondrá en el camino de aprender nueva información e incluso de reforzar lo aprendido en contextos distintos a la escuela. Sugerir a los padres que busquen ofrecer a los niños nuevas actividades es un buen inicio. Actualmente muchas instituciones ofrecen cursos de verano con actividades muy interesantes para los más jóvenes que no requieren de una gran inversión.
Pero no solamente se trata de actividades extracurriculares, los viajes y el conocer nuevos lugares son también un buen punto de partida y si bien no todas las familias pueden viajar, si pueden conocer nuevos lugares en su propia localidad, al visitar museos, bibliotecas, casas de cultura o conocer la cartelera cultural y deportiva de la localidad. Todo esto ofrece nuevos horizontes y podría despertar en ellos nuevos intereses.
Repasos conscientes en el día a día
Todos los aprendizajes vistos en la escuela tienen una relación con el mundo en el que vivimos, por lo que orientar a los padres a buscar las materias que pudieran relacionarse con las actividades cotidianas ayudará a que todos descubran lo mucho que han aprendido en la escuela y se refuercen los conocimientos. Cocinar es el ejemplo perfecto para esto, pues requiere la práctica de muchas habilidades, desde las motoras, las funciones ejecutivas, la comprensión lectora y el uso de habilidades matemáticas para calcular porciones, medidas e incluso hacer operaciones simples. Esto de hecho se puede replicar en muchas otras actividades, como al hacer las compras, etc.
¿Crees que involucrar a los padres en estos procesos puede evitar que los alumnos lleguen en blanco a su siguiente ciclo escolar? ¿Qué estrategias les transmitirías?