A través de los años, el activismo a favor de la inclusión de personas con discapacidad en los diferentes entornos sociales ha ganado terreno, poco a poco este grupo vulnerable ha ganado autonomía, derechos, voz y voto en las decisiones que se toman en torno a ellos y por lo tanto los espacios públicos ha sido más inclusivos, es decir, permiten con mayor facilidad la participación de todos, sin importar si existe alguna discapacidad.
Lamentablemente todos los esfuerzos realizados en este tema aún no son suficientes, pues en todos los entornos existen limitantes que evitan que las personas con discapacidad disfruten plenamente de sus derechos y realicen las mismas actividades que otras personas, todo debido a perspectivas capacitistas que no consideran las necesidades de todas las personas, pues en lugar de adaptar accesos se piensa que las personas deben adaptarse, aunque en muchas ocasiones esto no es posible.
Es fundamental entender que todos somos distintos, tenemos habilidades y obstáculos particulares que hacen que nuestras necesidades sean distintas para cada caso, por lo que al aumentar la accesibilidad y crear espacios más inclusivos nos beneficiaremos todos, en lo individual y como sociedad, pues la participación activa de todos y la posibilidad de ocupar el espacio público equitativamente nos fortalecerá. En diversidad somos más fuertes.
Las aulas inclusivas no son la excepción, aunque desde hace años se habla de una educación para todos, en la práctica la realidad suele ser muy compleja, pues los mecanismos necesarios para trabajar en inclusión no siempre están disponibles para los docentes, las escuelas o los mismos padres de familia. La carga laboral que implica para un profesor, que en ocasiones tiene aulas llenas, la dificultad de acceso en algunos centros educativos y muchos prejuicios pueden hacer difícil esta tarea.
¿Qué ventajas tiene un aula inclusiva?
Conocimiento para todos
Aunque algunas estrategias de educación inclusiva están pensadas para casos específicos, la mayoría de ellas pueden ser útiles para todos los estudiantes. El ofrecer distintas fuentes y soportes para los materiales de la clase, la posiblidad de volver a esas herramientas, además cada alumno tiene un estilo de aprendizaje distinto, por lo que agregar opciones al ritmo de la clase traerá beneficios para todos los alumnos.
Mayores aprendizajes
Aunque muchas veces se piensa que el incluir estudiantes con discapacidad podría restar el aprendizaje de los demás estudiantes, esto ocurre al revés. La convivencia con personas que perciben y se mueven de forma distinta por el mundo tiene el beneficio de traer empatía, diversidad, creatividad, conocimientos que no se encuentran en el temario de las clases.
Como seres humanos nos beneficiamos de la diversidad, pues los avances científicos y tecnológicos se han dado gracias a una visión distinta, fuera de la norma y muchas veces incómoda.
Oportunidades para el futuro
La capacidad de un alumno de aprender junto con personas que son distintas a él mismo sentará las bases para la colaboración en el futuro, cuando en situaciones de trabajo o de comunidad necesite convivir con personas que son distintas, con otras formas de pensar, de ver el mundo y moverse en él, por lo que tendrá una ventaja de adaptación, de empatía y de valores.
Sin duda, crear aulas inclusivas es una parte de la educación del futuro, pero debe empezar en la actualidad. ¿Crees que tu aula puede ser más inclusiva?