La educación es un proceso que requiere de muchas manos, aunque al centro están los alumnos, es el trabajo de varias partes involucradas el que los guía para alcanzar el éxito, sin embargo en ocasiones se deja todo el peso en manos del docente, pues se considera que éste, al estar al frente de un salón de clases, es el encargado del aprendizaje de cada estudiante. Y si bien la responsabilidad del docente es particularmente importante y con un gran peso con respecto al desempeño dentro y fuera de las aulas, también es necesario que entendamos que las familias juegan un papel esencial en el éxito de la escuela.
Éxito académico
Se ha mostrado que entre más involucrados estén los padres con la educación de sus hijos, el desempeño y aprovechamiento académico de los niños y adolescentes es mucho mayor, los resultados de los alumnos cuyas familias participan activamente en su educación son considerablemente mejores que los de quienes cuentan con menor presencia de sus padres, por ejemplo, en habilidades de lectura y escritura.
La presencia de los padres se refiere al apoyo en casa con tareas y repasos, así como en la relación con el docente para comunicar diferentes situaciones, pueden ser cruciales para el éxito escolar.
Conducta y relaciones sociales
Así mismo, se ha notado que el hecho de que los padres mantengan una cercanía con los alumnos y sus escuelas, también impacta en la conducta de los alumnos, así como en las relaciones que construyen con sus compañeros y docentes, pues suelen mostrar una mejor regulación de emociones, una mejor actitud hacia la escuela en general, así como una autoestima más fuerte.
De esa manera los alumnos mejor regulados se sienten más seguros, más en calma y con habilidades para expresar sus necesidades, logrando un mejor ambiente general en las aulas.
El desempeño del docente también mejora
Una familia en constante comunicación con niños, adolescentes y docentes puede impactar también en el desempeño del propio profesor, pues este tendrá a la mano mayor información necesaria para crear experiencias educativas agradables para los estudiantes, que realmente puedan atender sus necesidades y entender las experiencias que han vivido. Les permite entender mejor el impacto que ciertas actividades o materiales pueden llegar a tener en los alumnos, pues el simple hecho de conocer mejor a los estudiantes puede hacer la diferencia.
Claro que la presencia de las familias en el aula tiene sus matices, un exceso puede llegar a ser tan contraproducente como la total ausencia, por ello las escuelas y los docentes necesitan trabajar en estrategias que acerquen a los padres a las escuelas y transmitan la importancia de su rol, con ejemplos claros. También es esencial escuchar a las familias con empatía, entender cuáles han sido sus experiencias previas, cuáles son sus necesidades y los retos que enfrentan en casa. Aunque no podemos cambiar el contexto en el que se desarrolla la vida de nuestros alumnos, si podemos colaborar para que los retos sean superados de la mejor manera posible.
¿Cómo invitas a los padres de tus alumnos a trabajar en conjunto? ¡Comparte tus experiencias con nosotros!