En las últimas décadas los docentes hemos experimentado cambios muy importantes en el uso de la tecnología y su cercanía a nuestra vida cotidiana, en unos cuantos años hemos pasado de tener algunas pantallas en las aulas para reproducir cintas de video, utilizar grabadoras con cassettes o discos a una realidad en la que muchos estudiantes cuentan con un teléfono inteligente que llevan a la escuela.
Esto ha implicado que los docentes y las familias tengamos que adaptarnos a un uso común de la tecnología por parte de los adolescentes e incluso de los niños, algo que para ellos ha estado presente prácticamente desde su nacimiento, por lo que lo consideran normal, natural e incluso esperado el tener a la mano algún dispositivo
¿Prohibir celulares en el aula?
Toda esta tecnología, la velocidad a la que ha llegado a nuestras vidas y su abrumadora presencia cotidiana puede crear cierto conflicto con las políticas del aula, el uso de redes sociales ha traído a la mesa temas como el cyberbullying o acoso cibernético, crea vulnerabilidades en los estudiantes más jóvenes que muchas veces ponen en internet, sin darse cuenta, datos, fotos e información que debería ser cuidada y protegida, o incluso pueden llegar a afectar su desarrollo académico al utilizar herramientas para resolver tareas o actividades que están pensadas para que practiquen habilidades y profundicen sus conocimientos. Todo esto nos lleva a reflexionar y repensar la manera en la que aceptamos y convivimos con celulares, tabletas, computadoras y demás dispositivos en el aula.
Para muchos docentes y algunas escuelas la soluciones aparentemente más efectiva es prohibir su uso dentro de las instalaciones o durante las clases. Si bien es verdad que evitar su uso podría evitar los efectos negativos, también es cierto que es difícil que este tipo de políticas lleguen a cumplirse efectivamente, sobre todo cuando hablamos de estudiantes que se acercan a la pubertad o adolescentes, pues para muchos de ellos su vida social y personal está muy ligada a las redes sociales, pero puede volverse complejo incluso con niños más pequeños que han tenido acceso a dispositivos digitales desde edades muy tempranas.
Prohibir el uso de tabletas y celulares puede llegar a crear un ambiente hostil por parte de los alumnos, que desafiarán estas reglas constantemente y buscarán la forma de usarlos a escondidas, y puede hacer más difícil que como docentes detectemos el mal uso de estos aparatos y aplicaciones.
¿Qué podemos hacer entonces?
Integrarlos a las aulas
Una buena estrategia es regular su uso y la mejor manera de hacerlo es crear pautas, espacios y estrategias que ayuden a los alumnos a integrar el uso de sus celulares y otros dispositivos de manera natural, comprensiva y realista a las aulas. Esto no significa que dejaremos que los usen en todo momento, pues pueden crear distracciones y situaciones difíciles de manejar, pero si que busquemos la manera de profundizar su uso en el aula, aprovechar la tecnología para nuestras clases y hacer sentir a los alumnos que tienen acceso a ellos sin tener que esconderlos o desafiar las reglas de clase.
Reflexionar sobre su uso
Para los alumnos que han crecido con la presencia de internet y pantallas desde su primera infancia puede ser muy complicado entender por qué no deberían usarlos en todo momento y para todo lo que se les ocurre. Ellos están en contacto con influencers, aplicaciones, redes sociales, programas e información que ninguna generación ha tenido desde la infancia, por lo que les puede parecer inocuo además de encontrar absurda su prohibición.
Hablar y negociar con ellos los porqués de las restricciones el uso se vuelve necesario, hacerles saber que más allá de, por ejemplo, dar la respuesta correcta en un ejercicio o encontrar información fácilmente en internet, que la escuela y su proceso académico se trata del desarrollo de habilidades y el pensamiento crítico, que su tareas están pensadas para que ellos fortalezcan su desarrollo cognitivo y sean capaces de resolver problemas por sí mismos, así como de reflexionar, observar información, investigar y llegar a conclusiones propias.
También es importante hacerles saber que el éxito escolar no se trata de obtener las mejores calificaciones sin equivocarse, sino de aprender y de hecho cometer errores en el camino para que se conozcan mejor a sí mismos.
Para ellos puede ser difícil entender todas estas razones y ligarlo al uso de la tecnología, por lo que crear espacios de reflexión, actividades prácticas e ideas para un uso adecuado es importante.
Impactos sociales
Así mismo puede ser difícil que los alumnos se den cuenta de ciertos impactos negativos del uso de redes sociales para ellos, desde salud física como la postura que adoptan, el agotamiento por la luz de las pantallas y la necesidad de actividad física, hasta el tema de la privacidad, la protección de datos personales, el acoso escolar o la permanencia de videos e imágenes en línea. Es necesario hacerles saber que todo lo que dicen y publican en internet es permanente, aunque aparentemente pura borrarse y que sus palabras y acciones tienen un efecto en la vida real, suya y de sus compañeros.
Crear espacios de reflexión y crítica es fundamental para el desarrollo escolar y social de los estudiantes.
¿Cómo es la relación de tus estudiantes con la tecnología? ¿Qué políticas ha adoptado tu escuela en este aspecto? ¿Cómo trata tú el uso de los celulares en el aula? ¡Comparte con nosotros!