En el salón de clases uno de los más grandes retos que enfrentamos es el manejo de la conducta de los alumnos, pues aunque como docentes nos preparamos para impartir clases, crear dinámicas y utilizar nuevas estrategias, no siempre tenemos las respuestas cuando se trata de la gestión de la conducta.
Alumnos desafiantes o que interrumpen nuestra clase sin razón aparente, que muchas veces demuestran constantes faltas de respeto hacia el docente o hacia la autoridad en general, pueden llegar a representar un problema para el desarrollo de nuestro trabajo, pero es importante ver que estos comportamientos expresan mucho más que una simple oposición, la conducta comunica algo y aprender a escuchar lo que nuestros estudiantes nos dicen a través de esto nos puede ayudar a manejar esta situación con mayor facilidad.
Expresar una necesidad
Las conductas en general son la expresión de algo mucho más que el simple desafío, de manera inconsciente muchos niños expresan sus necesidades a través de acciones que alejan a las personas de lograr una conexión con ellos. Puede ser debido a experiencias previas en las que las personas a su alrededor no confiaron en ellos o de alguna manera los abandonaron en el camino (no quizá en un sentido literal de abandono, pero sí que hayan perdido el contacto o dejado de apoyarlos de alguna manera).
Esto con el tiempo tiende a desembocar en conductas que buscan evitar los lazos con otras personas y que muchas veces resultan en desafíos o expresiones irrespetuosas y que con el tiempo los encasillan como el estudiante “problema”.
Considerar que la conducta de un alumno no es un tema personal hacia el docente, sino la expresión de experiencias previas en sus relaciones nos puede ayudar a tomarlas como parte del proceso de conocer al estudiante.
Cambiar el discurso de llamar la atención
Es común que al tener un alumno que se comporta de alguna manera en particular sea señalado como un niño que quiere simplemente llamar la atención. Es posible que esto sea real, pero no significa que esto sea malo, ni que por ello no deba tomársele en cuenta. Si el estudiante siente la necesidad de hacerse visible durante la clase puede deberse precisamente a que se ha sentido no considerado en otros momentos de su día o de su vida en general y ha descubierto que a través de estas conductas recibe la atención que necesita.
Lo que podemos hacer para hacerle ver que esto no es necesario es recompensarlo a través de la visibilidad en otros momentos, no en los que su mal comportamiento se manifiesta, sino en general durante la clase. Saludarlo al llegar al salón de clases, llamarlo más seguido para realizar actividades en el aula, reconocerlo en sus pequeños logros, activar su participación en diferentes momentos del día puede ayudar a disminuir el desafío o las interrupciones en clase.
Autorregulación e identificar emociones
Otro posibilidad es que los alumnos encuentren complicado autorregular sus respuestas a los estímulos del día a día o incluso que les cueste distinguir las emociones que provocan dichas actitudes, como la ira o la tristeza.
En todos los casos podemos guiar a los alumnos a mejorar en estos aspectos al darles estrategias para mejorar en este aspecto, enseñándoles a identificar sus emociones con vocabulario y a trabajar sus reacciones con otras conductas como el liberar energía empujando una pared o saliendo a caminar unos minutos.
La inteligencia emocional puede ayudar mucho a los estudiantes a comprenderse mejor.
Comunicar nuestra respuesta
Como docentes es importante emprender estrategias útiles para guiar a los alumnos y evitar caer en actitudes que los han llevado a desconfiar de los adultos o a utilizar su comportamiento como una barrera o un método para lograr la atención que necesitan. Comunicarnos con ellos, darles espacio y establecer ciertos límites nos puede ayudar a guiarlos mejor.
Evita los regaños en público, es mejor siempre hablar con ellos en privado y cuando tú y el estudiante estén más tranquilos, evita utilizar estrategias que los expongan ante sus compañeros. Cuando hables con los padres o tutores de estos alumnos es importante que no se trate solamente de señalar un reclamo, si no más bien de buscar soluciones en conjunto, puedes indagar un poco más sobre sus experiencias previas, descubrir cuál es su conducta en casa y cómo se maneja, un plan en equipo puede beneficiarlos a todos.
¿Has tenido estudiantes con conductas particularmente difíciles? ¿Cómo las has resuelto? Comparte con nosotros tus ideas y estrategias.