El trauma es una respuesta emocional a eventos intensos que sobrepasan la capacidad de un niño para manejarlos. Estas experiencias pueden ser únicas, como un accidente o un desastre natural, o continuas, como vivir en contextos de violencia. El impacto del trauma varía y cada persona tiene una respuesta diferente a situaciones de estrés, en niños y adolescentes puede afectar en cómo aprenden, se relacionan y manejan sus emociones, lo cual hace de este tema algo muy importante para el aula.
¿Cómo identificar si un alumno está experimentando una respuesta a un trauma? ¿Qué podemos hacer para apoyar a estos estudiantes?
Señales en el aula
Es importante decir que cada persona es distinta y por lo tanto experimenta y expresa sus emociones de manera distinta y particular, sin embargo es posible identificar algunos patrones con los que podemos intuir si alguien está pasando por algo así.
Cambios emocionales
Uno de los signos más notorios es el cambio en el comportamiento de un niño o adolescente, pues la dificultad para procesar emociones se expresa a través de situaciones como rabietas frecuentes, tristeza inexplicable o miedos nuevos e intensos. Si notamos que un estudiante de pronto “cambia de carácter”, se vuelve irritable, se aísla de sus compañeros, siente temor a situaciones nuevas o incluso a actividades que antes ya había realizado es posible que esté ante algo que le causa estrés o que haya vivido algo que le ha impresionado fuertemente. No siempre es un cambio repentino, es posible que un alumno lleve cierto tiempo atravesando esto sin saberlo, por lo que siempre es importante considerar todos los factores posibles cuando nos encontramos con esos estudiantes que presentan conductas disruptivas constantemente.
Problemas de concentración
Un rendimiento escolar bajo también puede ser un signo claro de estrés emocional, la dificultad para concentrarse en clase, pérdida de interés en las actividades escolares, ausentismo o el dejar de entregar tareas y actividades puede ser indicador de esto. Es importante sobre todo estar atentos a cambios repentinos y notorios.
Es normal que de vez en cuando todos los estudiantes pasen por momentos en los que se interesan un poco menos en la escuela, pero algo más evidente debe encender las alertas.
Aislamiento social
Las relaciones sociales y los vínculos amistosos son importantes en todas las etapas del desarrollo, si llegamos a notar que un estudiante de pronto interactúa menos con sus compañeros o se resiste a participar en actividades grupales debemos prestar atención, escucharlo y observarlo.
Síntomas físicos
El estrés, la ansiedad y las intensas emociones asociadas al trauma van más allá de la conducta, muchas personas enfrentan síntomas físicos que no tienen una razón aparente, síntomas como dolor de cabeza, afectaciones estómacales, taquicardias, mucha fatiga o mareos. Es importante atenderlos e indagar qué hay detrás de ellos.
¿Qué podemos hacer?
Observa sin juzgar
Mantenernos atentos a los cambios en el comportamiento es fundamental, aunque es necesario evitar llegar a conclusiones sin tener a la mano la información completa.
Crea un ambiente seguro
Crea un aula donde los estudiantes se sientan escuchados y respetados. A veces, un espacio emocional seguro es un gran primer paso.
Escucha atentamente
Acercarnos a los alumnos y escucharlos activamente es esencial para comprenderlos y llegar a ayudarlos. Si un estudiante comparte algo con nosotros debemos validar sus emociones y hacerle saber que no está solo. Aunque no existen palabras mágicas para solucionar ningún tipo de problema, el sentir que podemos contar con alguien puede ser de gran ayuda en momentos difíciles.
Haz equipo
Involucrar a las familias en el proceso es fundamental, juntos podemos construir un ambiente seguro en el que los estudiantes puedan recuperarse sin afectar su desarrollo social y escolar. No siempre tenemos las herramientas completas para ayudar tanto a las familias como a los propios alumnos, pero dar algunas pautas para que ellos puedan acercarse a profesionales es también un gran paso.
Aulas más flexibles
Los estudiantes que enfrentan un trauma necesitan apoyo y comprensión. Adaptar nuestras expectativas y estrategias para fomentar su confianza es de gran utilidad para ellos, así como hacerles saber que su proceso y su ritmo de aprendizaje es tan válido como el de otros estudiantes.
¿Has tenido alguna vez estudiantes que han pasado por situaciones traumáticas? ¿Cómo afectó esto su desempeño en el aula? ¡Comparte con nosotros tus ideas y experiencias!