La tarea tiene un lugar muy importante para la escuela, además de las clases y del estudio en sí mismo, los alumnos casi de forma invariable llevan a casa tareas que necesitan para pasar sus materias. Sin embargo este concepto y la necesidad que presenta ha ido cambiando a lo largo del tiempo, de acuerdo a los objetivos de la educación y el conocimiento que poco a poco adquirimos del desarrollo infantil y juvenil. 

¿Cuánta tarea es demasiada tarea? 

En algunos estudios se ha sugerido que la tarea no debe de implicar más de diez minutos para el estudiante una vez que se sienta a realizarla, esto puede variar mucho en cómo se mide y en cuánto puede llegar a representar para diferentes alumnos en tiempo y esfuerzo, pues los alumnos con más dificultades tardarán un poco más en hacer su tarea, por ejemplo si deben trabajar, cuidar a sus hermanos, si tienen alguna condición como TDA o Autismo, todo es parte de las consideraciones que debería hacer un docente antes de dejar tarea, lo cual hace todo más complicado, pues es difícil diseñar una tarea de diez minutos para cada alumno. 

A pesar de todo tener en mente este límite puede ayudarnos mucho a calcular mejor el volumen de tareas que dejamos, pues hemos aprendido que una carga demasiado voluminosa de deberes realmente no profundiza el aprendizaje y tiende a estresar a los alumnos no solo por la presión de la tarea en sí, sino también porque evita que realicen otras actividades necesarias para su desarrollo, como el deporte, la convivencia familiar o incluso el descanso. 

Aumentar la participación familiar

El principio de la tarea no es otro que el ayudar a los estudiantes a practicar lo visto en clase, para profundizar en los temas vistos y para practicar cuando se requiere, sin embargo el descubrir el mundo, el vivir nuevas experiencias, así como el compartir con su familia son tan importantes como todo lo relacionado con la escuela, por lo tanto la combinación perfecta sería lograr que las familias colaboren con este aspecto, sin necesidad de modificar sus actividades ni aumentar la carga de trabajo que tienen los padres en su vida cotidiana, sino guiándolos para hacer las preguntas o despertar la curiosidad propia de los niños en temas que se relacionan con los de la escuela, así como practicando sus habilidades diarias, sin la presión de una tarea calificada ni el temor al error. 

Hablar sobre historia, practicar la conjugación de los verbos, resolver pequeñas operaciones matemáticas, son todas acciones que podrían reforzar lo visto en clase. Claro que los padres, para lograr esto necesitan una guía, saber cuales son los temas que están viendo en clase y contar con ejemplos prácticos de lo que significa este tipo de ejercicios. De esa manera será natural el descubrimiento de que lo que aprenden en la escuela tiene una relación con el mundo en el que viven. 

Inspirarlos a saber más

La tarea puede convertirse en algo más que un simple repaso o la práctica de lo que han visto en clase si los guiamos para que el estudio que hagan en casa sea algo que se relacione más con sus intereses, con los conocimientos que han adquirido, pero en áreas que son afines a ellos, a su personalidad. 

No es que los temas de la escuela no sean importantes, pero la motivación aumentará conforme se den cuenta de que la relación entre la escuela y sus propios deseos, sus programas de televisión favoritos, sus pasatiempos, incluso los lazos familiares, existe más allá de la tarea. La curiosidad y la pasión son motores muy importantes. 

¿Qué tanta tarea dejas en tu aula? ¿Crees que esta puede cambiar la relación que tienen ellos con la escuela? ¡Comparte con nosotros!