Desde hace algunos años, la tecnología ha avanzado a gran velocidad, en unas cuantas décadas nos hemos hecho cada vez más dependientes de los dispositivos digitales, pues gracias a ellos podemos llevar a cabo prácticamente todas nuestras actividades, la escuela, el trabajo, el entretenimiento y hasta el descanso se han trasladado a la computadora, a las tabletas y teléfonos inteligentes. Adicionalmente, la pandemia agudizó y aceleró la digitalización de casi todos los aspectos de la vida y aunque poco a poco volveremos al mundo exterior, es poco probable que disminuya la actividad digital.
Aunque las posibilidades que se abrieron gracias a la tecnología nos han permitido cambiar y mejorar en muchos aspectos, también existen ya diversas consecuencias, por lo que es importante siempre hacer espacios libres de tecnología y lejos de la enorme cantidad de información que puede circular por nuestros dedos en poco tiempo.
FOMO y riesgos para la salud
Poco a poco, tanto niños como adultos nos hemos vuelto dependientes de nuestros dispositivos pero esto tiene sus consecuencias en la vida cotidiana, tanto la salud mental como la física pueden sufrir estragos, por ejemplo, el estar lejos de la información, apartados de la nueva forma de conexión con el mundo puede provocar ansiedad, la cual se ha descrito como FOMO (Fear of Missing Out), ese temor de perderse una noticia importante al dejar un dispositivo.
También podríamos ver consecuencias graves debido a la inactividad física, los cambios posturales, el exceso de luz blanca, poco a poco podríamos desarrollar enfermedades nuevas o afectar nuestros ciclos naturales. Dormir poco, la obesidad y hasta la migraña pueden estar relacionados con el uso de tecnología.
¿Prohibir los celulares?
Estar conscientes de estos riesgos no significa prohibir o alejarse por completo del uso de herramientas digitales, en estos tiempos es prácticamente imposible dejarlos de lado y las personas de todas las edades nos podemos beneficiar, ya que la información y la cercanía con todo tipo de ámbitos a través de internet nos ayuda a conocer el mundo desde nuevas perspectivas, practicar habilidades importante para el futuro, investigar y desarrollar nuevos conocimientos.
Encontrar el equilibrio
Ya que no podemos desconectarnos definitivamente, es importante que encontremos el equilibrio en nuestra vida diaria y que transmitamos la importancia de esto a las generaciones más jóvenes, algo que puede ser conflictivo y hasta provocarnos ansiedad, pero si organizamos un proceso concreto podremos trabajar mejor con estos aspectos.
Crea espacios libres de tecnología
Aunque no podemos dejar completamente de lado la tecnología si es importante que tengamos siempre disponible un espacio en el día a día en donde soltemos por completo las pantallas, crear horarios estructurados y tener alternativas para realizar actividades que nos distraigan puede ayudar a que estos momentos no sean causa de ansiedad, estrés o peleas. Si pensar en esto causa incomodidad podemos empezar poco a poco, haciendo el ejercicio solo cinco minutos por vez, hasta llegar a una hora, por ejemplo.
Agrega actividad física
Incluso en el aula podemos enseñar a los alumnos a tener espacios saludables sin tecnología, organizando actividades físicas sencillas que les recuerden la importancia de respirar correctamente, estirar los músculos, parpadear y hasta tomar agua, en el aula podemos crear estos momentos y pedirles que los repliquen en casa.
Convivencia cara a cara
La forma en que socializamos, actualmente está condicionada por la tecnología, pues ha requerido que hagamos casi todo por texto, por voz o por video, por lo que platicar con nuestros seres queridos cara a cara puede parecer algo extraño, mucho más para los más jóvenes, por ello es importante motivar a todos, alumnos, familia y amigos, a encontrarse de vez en cuando para conversar, jugar y divertirse, lejos de los celulares.
¿Has notado recientemente que tú o tus alumnos dependen mucho de la tecnología? ¿Qué estrategias propondrías para hacer espacios seguros?