El aprendizaje es un proceso interesante y complejo que se da en distintos momentos. Aprendemos al adquirir información, al escuchar al docente o leerla en libros de texto, pero también se requieren espacios para practicar ese conocimiento y afianzarlo, así como para analizarlo, observarlo y utilizarlo más allá de lo necesario en un examen. Por todo esto es que permitir a los alumnos convertirse en docentes puede ser una estrategia perfecta para ayudarlos a sentirse más seguros y a transformar la información en conocimiento.
Aprender al enseñar
Se dice que la mejor forma de probar si realmente sabemos algo es tratar de explicarlo a alguien más, especialmente de la manera más sencilla posible, con palabras simples y conceptos claros. Muchos alumnos poca o rara vez tienen la oportunidad de probar esto
Cuando un alumno utiliza su conocimiento no solo para plasmarlo en un examen o resolver alguna tarea, sino para transmitirlo, explicarlo a otros y tratar de que este sea comprensible, ocurre un proceso de transformación y apropiación de dichos conceptos, ya que implica el darle forma en un discurso comprensible.
Lazos emocionales
A su vez, este ejercicio puede ayudar a los estudiantes a desarrollar vínculos interpersonales más fuertes, que estén basados también en la confianza que se genera al saber que una persona se ha tomado el tiempo de trabajar para nuestro aprendizaje y con todo lo que implica enseñar a alguien más un poco de lo que sabemos.
Si un alumno intenta enseñar a sus compañeros más jóvenes o se siente respaldado por los mayores se dará cuenta de que está en un espacio seguro, de que se pueden vincular más allá, a través de ayudar a otros, lo cual es necesario para el desarrollo social y emocional.
Seguridad y confianza
Los alumnos desarrollan mayor confianza en sí mismos y ganan autoestima al vincularse a través de lo que saben, además aprenden a identificar sus propios conocimientos, al darse cuenta de que son capaces no solo de repetir lo que leyeron o resolver un examen, sino de darle un orden a sus ideas, compartirlo con otras personas y ayudar a que otros lo entiendan, por lo que puede ser una gran herramienta para combatir la ansiedad durante los exámenes, el desinterés por el temor al fracaso o simplemente para fortalecer la autoconfianza, tan importante para lograr éxito en cualquier actividad.
Nuevas estrategias
Muchos docentes buscan que sus alumnos trabajen algunas de estas habilidades a través de las exposiciones en clase, donde son los alumnos los que dan un poco del tema de la clase, del cual ya investigaron y al que agregan sus palabras, pero esta estrategia puede alimentarse de diferentes maneras para cubrir otras necesidades, por ejemplo, los alumnos pueden hacer esto en parejas o con grupos específicos, no solamente en un momento de la clase, sino en otros espacios, que les permitan prepararse para no solamente ser estudiantes exponiendo un tema, sino como docentes de sus compañeros.
También puede ser una buena idea tratar de que los alumnos se relacionen con compañeros de otros grados, así, los alumnos mayores tendrán seguridad de que el tema que están compartiendo lo dominan un poco mejor de lo que creen y los más jóvenes sentirán que la comunidad escolar los respalda.
Implementarlo al interior del aula puede tener beneficios similares, y es importante que todos los alumnos tengan la oportunidad de demostrar sus conocimientos y habilidades, algunos tal vez tengan dificultades en ciertas materias o en ciertos temas, en los que no se sienten tan seguros de compartirlo con otros, pero siempre existirán aspectos en los que demuestran mayor seguridad y en los que podrían comunicarse con sus compañeros.
¿Alguna vez has intentado que los alumnos enseñen a otros estudiantes? ¿Qué resultados has obtenido? ¡Comparte con nosotros!