A través de nuestros sentidos recibimos información del mundo exterior que nos ayuda a entender y conocer el mundo, gracias al tacto, la vista, el oído, el gusto, el olfato sabemos cómo es el lugar en el que estamos y podemos responder a esta información. Además existen otros sentidos, concretamente el de la propiocepción, que nos ayuda a ser conscientes de nuestro cuerpo con relación al espacio, y el vestibular, encargado del equilibrio y la coordinación. Todo esto es conocido como procesamiento sensorial.
Aunado a esto existe algo que llamamos Trastorno de Procesamiento Sensorial y básicamente se trata de una dificultad al recibir toda esa información que nos proporcionan los sentidos. Existen muchos niños que enfrentan este tipo de retos y es algo relativamente común en condiciones como el autismo, el TDA(H), pero incluso puede llegar a estar presente en niños sin otros diagnósticos.
¿Qué representa el Trastorno de Procesamiento Sensorial?
Básicamente hay dos opciones, el ser altamente sensible a los estímulos del medio ambiente o el ser muy poco sensible a éstos. Es curioso que muchos de los niños que presentan este tipo de trastorno pueden ser hipersensibles en algunos aspectos y al mismo tiempo ser hiposensibles en otros, es decir, sobreestimularse fácilmente con cierta clase de estímulos, pero buscar otros porque se recibe poca información.
Hipersensibilidad
Algunos niños pueden ser demasiado sensibles a los sonidos que para otras personas son normales, como el volumen de la televisión, el ruido general de la calle, o, por ejemplo, el ruido del salón de clases. También puede aplicar esto a la luz, que aunque para nosotros sea una iluminación común, para ellos puede resultar en mucho más que incomodidad. Algunas texturas, como la ropa o el ser tocados por otras personas también pueden desencadenar sobreestimulación.
Hiposensibilidad
Por el contrario, cuando existe hipersensibilidad, es común ver a niños que tratan de aumentar su estimulación tocando texturas, probando cosas, olfateando o moviéndose de forma repetitiva, esto puede ocasionar algunas conductas que socialmente no son bien vistas, como acercarse demasiado a las personas. También en algunos casos existe una tolerancia al dolor excesivamente alta.
Sobreestimulación y crisis
Cuando una persona con Trastorno de Procesamiento Sensorial se encuentra sobrecargada por los estímulos recibidos la reacción suele ser incontenible, además de desgastante.
Es importante comprender que algunos estímulos, que para otros niños pasan desapercibidos o no resultan en incomodidad, para alguien con Trastorno de Procesamiento Sensorial puede ser hasta dolorosos, lo cual puede desencadenar crisis, muchas veces percibidas como berrinches. Otros niños pueden más bien “apagarse”, tendrán dificultad para comunicarse, tratarán de aislarse para alejarse de la sobrecarga de información o incluso se quedarán completamente quietos.
La mejor manera de actuar ante esto es evitar sobrecargar aún más a la persona y procurar brindarle un espacio para relajarse y alejarse de los estímulos sensoriales, un lugar en silencio, sin demasiada luz. Pero la prevención es lo más importante. Una vez que identificamos las necesidades sensoriales de las personas podemos ayudarles a llevar a cabo una mejor gestión de esto en el día a día.
Autoestimulación
Una parte importante de esto es la autoestimulación, un mecanismo de personas con Trastorno de Estimulación Sensorial muy común a través del cual “filtran” la información del exterior, ayudándoles a concentrarse en el salón de clases y a prevenir una crisis, esto puede verse como movimientos repetitivos con el cuerpo, como agitar las manos, balancearse, repetir palabras o sonidos constantemente, moverse en el espacio, saltar, morder algún objeto, observar algún tipo de estímulo como el reflejo de la luz, etc.
Estas conductas suelen ser reprendidas, especialmente en el aula, porque parecen distraer al alumno de la clase, cuando son en realidad mecanismos para permanecer atentos, concentrarse y filtrar otros estímulos. Aprender a identificarlos y redirigirlos cuando pueden interrumpir la clase puede ser la clave para una mejor gestión de esto.
¿Alguna vez has tenido estudiantes con algún tipo de Trastorno de Procesamiento Sensorial?