La vida está llena de giros y sorpresas, los cambios son inevitables y esto muchas veces implica vivir procesos de duelo, emociones intensas y etapas de vida complejas que, como adultos, debemos aprender a balancear con las responsabilidades de la vida cotidiana. Esto significa que siempre habrá momentos en los que tendremos que trabajar a pesar de no sentirnos del todo bien y como docentes eso implica estar al frente de una clase, tener que estar presentes para nuestros estudiantes, que cuentan con nosotros, y continuar con nuestra labor educativa.
El duelo es algo que toma tiempo, por lo que puede tomarnos por sorpresa cuando creemos que ya lo hemos superado o mantenerse constante durante cierto periodo. No podemos evitarlo y en realidad experimentarlo es lo único que nos ayudará a avanzar, pero no significa que sea algo fácil.
¿Qué podemos hacer para que sobrellevar estos procesos sea un poco más sencillo? Para un docente esto puede significar varias cosas, aquí algunas ideas para tener en cuenta si tú o alguien que conoces ha atravesado un pérdida recientemente.
Flexibilidad y autocuidado
Cuando los estudiantes se encuentran en procesos complejos o tienen un mal momento, los docentes sabemos que debemos ayudarles, escucharlos y ser flexibles con su desempeño académico, no porque pensemos que no pueden dar lo mejor de sí mismos, más bien porque necesitan recuperarse y priorizarse para que su desempeño vuelva a ser el mismo de antes. De la misma manera debemos recordar que ser amables con nosotros mismos y buscar estrategias que nos ayuden a que la carga laboral no sea más compleja en los momentos más difíciles es importante.
Hacer pequeñas pausas a lo largo de la clase para respirar y recuperar la atención al momento, por ejemplo, así como organizar actividades que te permitan tomarte unos minutos para recargarte de energía pueden ser pequeñas acciones que harán la diferencia. También es probable que en ciertas ocasiones no logres alcanzar los objetivos que tienes para tu clase, es normal y ser amable contigo es la mejor forma de sobreponerse a ello.
Busca ayuda
El proceso de duelo es algo que debemos atravesar por nosotros mismos, nuestros amigos y familiares pueden estar ahí para apoyarnos, pero en gran parte se trata de algo que solo nosotros podemos experimentar. Sin embargo, contar con ayuda para las tareas cotidianas, con alguien que pueda escucharnos y con personas que nos acompañen cuando todo parece difícil es la mejor forma de aligerar ese peso. Conecta con tu red de apoyo, no dudes en pedir ayuda cuando lo necesites, incluso si es para tareas sencillas, todo cuenta. También es importante saber que los profesionales de la salud, como el psicólogo o el psiquiatra, pueden ser recursos necesarios y muy útiles en estos procesos, pues expresar y gestionar nuestras emociones de forma saludable es clave a lo largo de un duelo.
Conoce tu duelo
El duelo es distinto para cada persona, pero saber un poco más de las etapas que lo componen y conocer las experiencias de otras personas nos pueden ayudar mucho a transitarlo de forma segura, a veces leer sobre el tema y reflexionar sobre cómo nos sentimos en momentos particulares puede ayudarnos a identificar los procesos que estamos pasando. Acércate a un tanatólogo o infórmate al respecto, así podrás conocer un poco más de lo que implica, las razones por las que sientes ciertas emociones y sobre todo te ayudará a darte cuenta de que todo es temporal, incluso los momentos más difíciles con emociones muy intensas son algo pasajero.
La pérdida de un ser querido, el rompimiento de relaciones importantes, las mudanzas y en realidad todo tipo de cambio pueden implicar duelos importantes, si bien estos procesos forman parte de la vida, no significa que sean fáciles o menos significativos, por ello conocer acerca de nuestras emociones y tener a la mano estrategias para enfrentarlos es fundamental, especialmente cuando estamos al frente de un aula. ¿Has tenido que pasar duelos como docente? ¿Qué consejos le darías a alguien que está en un proceso similar?