El presidente Plutarco Elias Calles en el año de 1926 expidió una ley en la que se prohibía el culto externo, oficiar misa a sacerdotes extranjeros, limitaba el número de sacerdotes y clausuraba las escuelas católicas.
En protesta a estas prohibiciones, las autoridades católicas suspendieron las actividades religiosas en todos los recintos. Ante esta situación y en un país eminentemente católico, un gran número de personas en todo el país comenzaron a realizar protestas en contra del gobierno callista, las cuales fueron respondidas con violentas agresiones.
El conflicto creció y se convirtió en una rebelión armada que abarcó los estados Michoacán, Guanajuato, Jalisco, Colima, Nayarit, Zacatecas y Aguascalientes. Se dieron acontecimientos graves como el fusilamiento de sacerdotes, civiles incluyendo entre estos a niños.
A este movimiento se le conoce como la Guerra Cristera. Los feligreses se pronunciaron y levantaron en armas al grito de ¡Viva Cristo Rey! y en contra de los artículos de la Constitución de 1917 de manera específica de los siguientes artículos: 3, 5, 24, 27 y sobre todo del 130 que era el fundamento de reglamentación de la Ley Calles.