COVID -19, una pandemia sanitaria mundial con una fuerte relación con la salud de nuestro ecosistema.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) asegura que el brote de coronavirus representa un riesgo enorme para la salud pública y la economía mundial, pero también para la diversidad biológica. Sin embargo, la biodiversidad puede ser parte de la solución, ya que una diversidad de especies dificulta la propagación rápida de los patógenos.
Asimismo, menciona que los cambios en la biodiversidad afectan al funcionamiento de los ecosistemas y pueden ocasionar alteraciones importantes de los bienes y servicios que estos proporcionan. Los vínculos específicos entre la salud y la biodiversidad incluyen posibles impactos en la nutrición, la investigación sanitaria y la medicina tradicional, la generación de nuevas enfermedades infecciosas y cambios significativos en la distribución de plantas, patógenos, animales e incluso asentamientos humanos, algo que puede ser alentado debido al cambio climático.
A pesar de los esfuerzos actuales, la biodiversidad se está deteriorando en todo el mundo a un ritmo sin precedentes en la historia humana. Se estima que alrededor de un millón de especies animales y vegetales se encuentran actualmente en peligro de extinción.
Con este panorama general y el escenario del coronavirus, nuestra prioridad inmediata es evitar la propagación de COVID-19, pero a largo plazo, es importante abordar la pérdida de hábitat y biodiversidad.
Estamos en esta lucha juntos con nuestra Madre Tierra.
Los cambios provocados por el hombre en la naturaleza como la deforestación, el cambio de uso del suelo, la producción agrícola y la ganadería intensiva o el creciente comercio ilegal de vida silvestre, incrementan la transmisión de enfermedades infecciosas de animales a humanos y se les conoce como enfermedades zoonóticas.
De acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA ), una nueva enfermedad infecciosa emerge en los humanos cada 4 meses. De estas enfermedades, el 75% provienen de animales. Esto muestra las estrechas relaciones entre la salud humana, animal y ambiental.
De la salud de nuestros ecosistemas depende directamente la salud de nuestro planeta y sus habitantes. Por ello, el PNUMA asegura que el restaurar nuestros ecosistemas dañados ayudará a acabar con la pobreza, a combatir el cambio climático y prevenir una extinción masiva.
“El Decenio de las Naciones Unidas para la Restauración de los Ecosistemas”, se anunciará de manera oficial el próximo 5 de junio Día Mundial del Medio Ambiente (5 de junio), el cual buscará prevenir, detener e invertir la degradación de los ecosistemas en todos los continentes y en todos los océanos. Pero este resultado sólo se logrará si todos los países contribuyen.
¡Necesitamos un cambio hacia una economía más sostenible que funcione tanto para las personas como para el planeta!.