Nació en 1944 en Tampico, Tamaulipas. Egresó de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) y de la Universidad Autónoma de México (UNAM) donde obtuvo el grado de maestría en Ciencias Antropológicas.
Durante su trayectoria profesional fue miembro del Consejo Consultivo del Patrimonio Subacuática, de la Sociedad de Arqueología Histórica y Consejera Internacional para la Sociedad National Geographic.
Dedicó su vida a la exploración y salvaguarda del patrimonio subacuático, como lo atestiguan libros como “Las Aguas celestiales del Nevado de Toluca (2009)”, además de sus trabajos de exploración del Mediterráneo, en Turquía, en el Manantial de la Media Luna, en San Luis Potosí. Curiosidad, pasión, vocación. En 1979, descubrió uno de los caracoles monumentales del Recinto Sagrado de Tenochtitlán.
Se le reconoce como la principal impulsora para que el INAH tuviera un Departamento de Arqueología Subacuática (DSA), área que dirigió desde su surgimiento en 1980 hasta 2017 cuando se dedicó al Proyecto Hoyo Negro en Tulum, Quintana Roo, un sitio de a 55 metros de profundidad, donde halló 23 especies distintas de animales de hace más de 13 mil años y el esqueleto más antiguo de América: Naia.
Además, se opuso a que la empresa estadunidense Odissey explorara el Golfo de México para obtener los vestigios del pecio Nuestra Señora del Juncal, el cual se hundió a principios del siglo XVII.
Recibió, por su importante trabajo arqueológico, premios como al Mérito otorgado por la Society for Historical Archaeology y en 2017 recibió el Premio del Foro Arqueológico de Shanghai. Cabe hacer mención que en 2011 fue galardonada con la medalla J. C. Harrington, convirtiéndose en la primera mujer latinoamericana en haber recibido esta medalla.