La Organización de las Naciones Unidas (ONU), asegura que la corrupción aumenta en tiempos de crisis y la actual pandemia global no es la excepción. Los países en todo el mundo han adoptado medidas significativas para hacer frente a la emergencia sanitaria y evitar un colapso económico mundial, como la inversión en fondos para adquirir equipo médico y proporcionar una red de seguridad económica para la ciudadanía y los negocios que están en peligro.
Responder de manera adecuada y urgente a la pandemia, obligó a algunos Estados a negociar el cumplimiento, la supervisión y la rendición de cuentas para poder lograr los impactos rápidos que se requerían, creando así importantes oportunidades para la corrupción.
“Recuperarse con integridad” enfatiza que únicamente con medidas eficaces para mitigar la corrupción será posible lograr una mejor recuperación; al mismo tiempo destaca que la recuperación inclusiva del COVID-19 sólo puede lograrse con integridad.
En Octubre de 2003, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la convención contra la corrupción y promovió la designación de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito como el organismo responsable de establecer acciones para crear conciencia para luchar y prevenir la corrupción en los países miembros. Asimismo se estableció el 9 de diciembre como el Día Internacional contra la Corrupción.
La corrupción tiene un impacto en la educación, la sanidad, la justicia, la democracia, la prosperidad y el desarrollo. Es un delito grave que frena el desarrollo económico y social de los países. Por ello, es importante crear conciencia entre la sociedad para eliminar este fenómeno que se ha tornado en muchas partes del mundo como una forma de vida.
De acuerdo a las cifras de la ONU, cada año se paga un billón de dólares en sobornos y se calcula que se roban 2,6 billones de dólares anuales mediante la corrupción, lo cual equivale a más del 5% del producto interno bruto mundial.