La Organización de las Naciones Unidas (ONU) asegura que la discriminación racial y las secuelas de la esclavitud y el colonialismo siguen destruyendo vidas y mermando oportunidades, impidiendo que miles de millones de personas disfruten plenamente de sus derechos humanos y libertades.
Las cifras dadas a conocer por este organismo estiman que casi 200 millones de las personas que se identifican como afrodescendientes viven en las Américas. Muchos millones más viven en otras partes del mundo, fuera del continente africano.
La ONU reitera que todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y tienen la capacidad de contribuir de manera constructiva al desarrollo y bienestar de la sociedad. En su resolución más reciente, enfatizó que todas, al igual que las teorías con que se pretende determinar la existencia de razas humanas separadas.
Desde su fundación, las Naciones Unidas han mostrado su interés por esta cuestión, por lo que la prohibición de la discriminación racial ha quedado consagrada en todos los instrumentos internacionales básicos de derechos humanos. Esos instrumentos imponen a los Estados obligaciones y tareas destinadas a erradicar la discriminación en las esferas pública y privada.
El principio de igualdad exige también a los Estados que adopten medidas especiales para eliminar las condiciones que causan o propician la perpetuación de la discriminación racial.