La Declaración Universal de Derechos Humanos consagra los derechos de todos los seres humanos. Desde el derecho a la educación hasta la igualdad salarial, la Declaración estableció por primera vez los derechos indivisibles e inalienables de toda la humanidad.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) afirma que los derechos humanos pueden empoderar a las personas y a las comunidades para forjar un mejor mañana. Abrazando y confiando en el poder de los derechos humanos podemos avanzar hacia el mundo que queremos, más pacífico, igualitario y sostenible.
Los derechos humanos son un camino hacia las soluciones, desempeñando un papel fundamental como fuerza preventiva, protectora y transformadora. Como ha dicho el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, “los derechos humanos son la base de sociedades pacíficas, justas e inclusivas”.
El tema de este año es un llamamiento a reconocer la importancia y relevancia de los derechos humanos en nuestra vida cotidiana. Tenemos la oportunidad de cambiar las percepciones denunciando el discurso de odio, corrigiendo la información errónea y contrarrestando la desinformación. Este es el momento de revitalizar un movimiento global por los derechos humanos.
La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible mantiene explícitamente que se basa en la Declaración y que dicha agenda debe aplicarse de forma que se hagan realidad los derechos humanos.
La Declaración ha inspirado muchas luchas por una mayor protección de los derechos humanos y ha contribuido a que sean más reconocidos. En los casi 75 años transcurridos desde la proclamación de la Declaración, se ha avanzado mucho en materia de los derechos humanos. Sin embargo, el progreso no significa que la lucha haya terminado o termine nunca.
Siempre que se abandonan los valores de la humanidad, todos corremos un mayor riesgo. Las soluciones a las mayores crisis actuales tienen su origen en los derechos humanos. Las violaciones de los derechos tienen repercusiones más allá de las fronteras y de las generaciones. Estas pueden ser, deben ser, superadas colectivamente.
Tenemos que defender nuestros derechos y los de los demás. La Declaración Universal de los Derechos Humanos llama a todas las personas a defender los derechos humanos. Todos y todas tenemos un papel que desempeñar.
Necesitamos una economía que invierta en los derechos humanos y que funcione para todas las personas. Necesitamos renovar el contrato social entre los gobiernos y sus pueblos y dentro de las sociedades, para reconstruir la confianza y adoptar una visión compartida y global de los derechos humanos en el camino hacia un desarrollo justo y sostenible.